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viernes, 20 de junio de 2008

10 CUENTOS DE FICCION PARA LOS QUE NO PUEDEN DORMIR



10 Cuentos De Ficción Para Los Que No Pueden Dormir



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Cuento Nº 1
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Entender una obra artística es un suceso personal y de gustos. Por eso, Lord Macintosh observaba la escultura expuesta en el Museo sin decidirse por si era un circuito impreso o una obra de arte. Su creador era Rich Hewelth-Packard, un innovador en el arte de la microelectrónica, tan de moda hoy en día. Macintosh miraba el catálogo de la exposición, intentando localizar el nombre de la obra, cuando un chico sin querer le dio un empujón y casi cae al suelo. Aguanto el equilibrio y miro alrededor, pero el chico ya estaba lejos y ni se había percatado del incidente. La mayoría de los invitados estaban solo pendientes de los canapes y las copas de cóctel. La exótica secretaria enseñaba el ombligo a los futuros clientes y el marchante se frotaba las manos calculando los beneficios. De repente, vio que entraban dos policías y el marchante se acercó a ellos alarmado. La gente se asustó. Llevaban puestos los chalecos antibalas. Uno de ellos, el que parecía el jefe se dirigió al Marchante.
- Buenas tardes, ¿es usted el responsable?-
- Si, ¿ocurre algo?-
- ¿Donde tienen la salida de emergencia?-
-Allí detrás, pero...-
- Tu, Jack, ponte en la salida, vamos a revisar las identidades de todo el mundo, creemos que hay un terrorista en esta sala-
El ambiente de la sala cambio por completo, la gente ya no comía canapés. Todo el mundo buscaba en sus bolsillos o bolsos las células de identidad.
- Señor, hay una pareja que no llevan papeles -
- Pedid a la central su identificación-
Lord Macintosh se quería ir a casa, ya tenía bastante arte por hoy, pero un policía no le dejaba salir.
- Por favor, ya ha visto que mis papeles están en regla-
- Lo siento, señor, tengo ordenes de no dejar salir a nadie.-
- No tienen derecho a retenerme -
Se acercó el sargento
- ¿No ha oído a mi hombre? Nadie puede salir de aquí hasta que lo autorice la central-
- Esto es abusivo! hagan el favor de dejarme ir-
- Vuelva a su sitio, por favor.-

Macintosh volvió hacia la sala y se sentó, al lado de un hombre joven, que a pesar de la calefacción, iba embutido con un abrigo. El hombre sudaba, evidentemente. De golpe, el hombre sacó una arma láser, agarró a Macintosh por el cuello y le apretó el cañón del arma contra la si
- Que nadie se acerque o lo mato!
- Tranquilo -
- Quiero un coche en la puerta-
El sargento salió hacia fuera y volvió a entrar
- De acuerdo, cálmese-
Macintosh y el terrorista salieron a la calle. En un momento determinado, empezaron a dispararles. Macintosh, aprovechando la sorpresa, se libro de él y se parapetó detrás de un coche. Al terrorista lo cosieron a balazos.
Un coche patrulla lo llevó hasta su casa. Su mujer, lo estaba esperando.
- Pero, Mac, ¿que ha pasado? -
Delante de una copa de coñac le explicó toda su historia. Sus dos nietos jugaban por el suelo con naves de juguete sin prestar atención a las palabras de su abuelo.
- pero esto es terrible!-
- Mañana pondré una denuncia, si me hubieran dejado marchar, todo esto no hubiera sucedido-
- Mejor será que te olvides. No creo que consigas nada. Es una suerte que estés vivo.-
A la mañana siguiente, al llegar a su trabajo, el Laboratorio analítico de Inteligencia artificial (L.A.I.A.) reinaba la calma de siempre. Dentro parecía que el tiempo no existía, que todos los problemas del mundo exterior eran banales y la problemática se limitaba a un cálculo mal hecho en un programa o un circuito integrado que no quería funcionar. Macintosh era uno de los cinco miembros que integraba el equipo y junto con los estudiantes becados, todo se reducía a un espacio ocupado por unas mesas y unas sillas donde habían ordenadores desmontados, pantallas y soldadores de microelectrónica.
Roche, su compañero, quiso comentarle su opinión con respecto al terrorismo
- Estas vacaciones, cuando iba a embarcar en el aeropuerto, se presentaron unos encapuchados y se liaron a tiros con el personal. Una de las balas agujereo mi maleta. Mis niños la guardan de recuerdo colgada en su habitación. Fue horrible, mataron quince personas y aún no sé como salimos con vida. Por cierto, quería pedirte que me dejaras echar un vistazo a tu programa de gráficos-
Fueron pasando las horas y Macintosh olvidó el incidente. Se concentró en el nuevo programa de realidad virtual, hasta que lo llamaron para comer. Como si fuera una escuela, científicos y becados se precipitaron hacia el comedor de la empresa. Barnes, se sentó a su lado, hacía cara de asco.
- Otra vez sopa de algas.
- Es buena para el organismo-
Barnes, por toda respuesta, hizo una mueca de desprecio. Entonces también se vino a sentar Roche y Debussy, el jefe francés del equipo.
- Mañana llegan las nuevas unidades zm4001-
Les informó Debussy
- Las 4001? Mañana?-
Preguntó sorprendido Macintosh
-Si, mañana. Esto quiere decir que deberán sufrir ciertas molestias para llegar a su trabajo, dirección ha decidido extremar las medidas de seguridad, habrá doble control permanente de entrada o salida del edificio, se les entregará nuevas tarjetas de identificación con código secreto. Dentro de una hora esto se va a llenar de policías para registrar hasta el último palmo-
Los científicos siguieron comiendo sin mostrar el más mínimo asombro por las medidas de seguridad. Roche soltó una pregunta
- ¿Y en los lavabos? ¿Pondrán control en el retrete?-
Todos rieron, menos el francés.
- No me ha hecho gracia, Roche-
Le cortó Barnes
- Todo esto solo nos complica más la existencia. A mi lo que me gusta es programar, no formar parte de un campo de concentración.-
- A mi tampoco, Barnes, pero no hay más remedio, el terrorismo acecha, creo que usted, Macintosh ya ha tendió una pequeña experiencia. Bien, piensen que a partir de ahora, ustedes serán los responsables de unas maquinas que controlaran la ciudad.-
Macintosh pensó como demonios sabía Debusy lo suyo. Después, cuando recogían, se lo pregunto a Roche.
- Se lo habrán contado los de seguridad para comprobar tu identidad. No lo pienses más, vámonos. ¿Quieres venir al club?
- ¿A jugar? Ni lo sueñes, yo soy abuelo, ya no tengo edad para correr tras una bola.
- Que tontería! Yo también soy abuelo y no por eso dejo de estar en forma, te sientes mejor, respiras mejor, sacas las toxinas-
- No, gracias, tengo otra forma de sacarme las toxinas. Las mato con coñac-
Cogió su utilitario y se metió en la autovía que llevaba a su casa.
Pero al llegar a su casa, se encontró con una desagradable sorpresa: su mujer y sus dos nietos estaban atados y amordazados a las sillas del comedor. Con ellos estaban dos individuos armados con desintegradores de materia.
- Bienvenido a casa, Lord Macintosh. Siéntese por favor y no se alarme: no haremos ningún daño a su familia si usted colabora.
Macintosh se sentó de golpe, el corazón le latía con intensidad y un helado sudor bañaba su frente. Uno de los secuestradores era el individuo que delató.
- Lord Macintosh, sabe tan bien usted como yo, que desde la última guerra, el estado ha adquirido demasiado poder. Vivimos en una dictadura, somos gobernados por esos políticos marionetas de los militares...-
- No es verdad, hay elecciones libres cada cuatro años.-
- Son elecciones manipuladas. Nuestros grupos políticos nunca consiguen escaños.-
- La gente no vota asesinos-
- Mida sus palabras, Macintosh. Vayamos al grano, sabemos que trabaja en el proyecto Zm-4001. ¿Sabe para que sirve? Yo le diré la verdad, los 4001 llevaran el control de todos los habitantes de la tierra. Decidirán quién está capacitado para vivir y quién no. Todas las personas ancianas mayores de ochenta años serán eliminadas junto con los deficientes, los marginados. Pero si la máquina sufriera un accidente, tardarían un año en construir otra similar, mientras tanto, nuestro Frente revolucionario ya habría llegado al poder, porque el estado no podría identificar a nadie, sería el caos.-
- Pero eso que dice es propaganda, un sistema democrático no puede hacer esto-
- Sobra gente. ¿No se lo cree? Compruébelo, el password es ATHENA. Buenas Noches, Lord Macintosh-
Los individuos desaparecieron y Macintosh libero a su mujer y los niños. Encendió una pipa y medito sobre el asunto. Su mujer quería llamar a la policía, pero Macintosh la convenció para que no lo hiciera, de momento. Finalmente le dio unos calmantes y devolvió los niños a su madre, que vivía unas calles más abajo. Seguramente los niños explicarían lo sucedido, pero pensarían que la imaginación infantil no tiene límites. Tenía poco tiempo para comprobar la veracidad del terrorista. intentó dormir, pero fue en vano. Muchas cosas le venían a la mente. Nacido a finales del siglo pasado, había asistido al brutal cambio tecnológico. La unificación federativa del planeta tierra y la expansión de éste por el sistema solar. Habían montado bases artificiales en la luna, Marte y en un satélite de Júpiter. Habían tenido una guerra por las colonias y estuvieron mucho tiempo bajo mandato militar. Ahora llevaban una joven democracia de menos de diez años.
El despertador lo sacó de sus pensamientos. Su mujer seguía durmiendo. Preparó un pequeño desayuno con mermelada marciana y se tomó un medicamento para el dolor de cabeza. Se plantó en el laboratorio en poco tiempo y después de identificarse, se lanzó encima de una unidad 4001 para empezar la búsqueda. Tecleó ATHENA.
La máquina le pregunto un nombre alfanumérico. Le introdujo el suyo y acto seguido apareció su ficha:
Lord Macintosh.
Nacido el 7 de marzo de 1992. Lugar: La Tierra, sector viejo.
Ingeniero técnico de análisis de inteligencia artificial.
Universidad Agencia Espacial
Premio al trabajo de implementación de fonética a los ordenadores 5a generación
Mención honorífica por el proyecto de bioelectrónica en computadoras
Actualmente trabaja en el proyecto 4001
No tiene antecedentes. Servicio militar cumplido en la Base de Ganímedes.
Casado, 1 hija.
Estimación: Preservación.
Tm-set 74329
Lord Macintosh no podía dar crédito a sus ojos. Lo sabían casi todo de él. Probó con otro nombre, un amigo suyo que vivía en un asilo estatal.
Dullinger Smith, John.
Nacido el 23 de Octubre de 1987
Ingeniero de bio-mecánica.
Proyecto de Bio-electrónica en sistemas de inteligencia artificial.
Contrajo enfermedad de inmunodeficiencia adquirida.
Soltero, no tiene familia
Servicio militar completo en la base de Orión.
Antecedentes: simpatías hacia grupos liberales.
Estimación: Eliminación.
Lord Macintosh prefirió coger el teléfono normal que no llevaba pantalla. Llamó a información para pedir la dirección del Asilo. Estaba en la segunda área del país a unos doscientos kilómetros. Reservó plaza en una aeronave, en el astroareopuerto del Norte. Le diría a su jefe que se encontraba mal y se tuvo que ir. A la media hora estaba en el asilo. Era un edificio imitación de un palacio renacentista con un inmenso jardín, donde había unos ancianos con sillas de ruedas tomando el sol. Había unas bellas enfermeras custodiándoles. La verja estaba abierta y se coló hacia el interior. Una enfermera le cortó el paso.
- ¿Dónde se cree que va?-
- Busco un amigo mío, Dullinger, John Dullinger, me han dicho que es aquí y como pasaba cerca he decidido venirlo a saludar.-
- un momento-
sacó una agenda electrónica del bolsillo y consulto.
- lo siento, el señor Dullinger no puede recibir visitas.-
-Pero, escuche, hace mucho que no me ha visto-
- lo siento, no está en condiciones de recibir visitas, ni tan solo le reconocería.
Macintosh tuvo una idea
- Bien, veo que no la puedo engañar a usted, seré sincero, vengo en visita oficial, el estado me ha delegado para observarle. Aquí están mis credenciales.-
Le enseñó la ficha de identificación del Laboratorio.
-No se me ha comunicado. Tendré que comprobarlo.-
-No hay tiempo-
-Esto es inusual-
-Además, no lo podrá comprobar, pues estoy aquí extraoficialmente-
-Lo siento, pero sólo el Dr.Steinman puede aprobar una cosa así-
No dio resultado. Macintosh decidió buscar un hotel y preparar un plan. Encontró sitio en un motel de carretera. Desde la habitación llamó a su mujer.
- Mac, ¿pero donde te has metido? He llamado al trabajo y me han dicho que no te encontrabas bien. ¿No te habrás metido en problemas?-
- Tranquilizate, Leonor, todo va bien. He ido a visitar un amigo, ahora no te lo puedo explicar, si vuelven nuestros amigos diles que he ido de visita. Ellos ya lo entenderán.
- ¿que amigos? ¿que amigo?-
- Buenas noches, Leonor.-
Y colgó. Seguramente el teléfono estaría intervenido y no era conveniente ir dando pistas. Lo primero que hizo fue sacar el ordenador de bolsillo que el mismo había programado.
No era un ordenador normal. Lo había diseñado para que tuviera el más alto rendimiento de memoria posible. Cerró por dentro la puerta de la habitación con llave y empezó a desmontar el teléfono. Conecto el ordenador a la línea. envió un mensaje al Dr. Esteinman del asilo. Era una carta de presentación del nuevo agente Macintosh, que volvería a presentarse esta noche. Después se conectó con su trabajo y con el 4001. Busco Dr. Esteinman.
Dr. Esteinman, nombre clave del departamento de seguridad del estado. Toda información a
este respecto es de carácter reservado a los agentes de alto nivel.
Así que el estado era Eistman. Se encaminó hacia el Asilo. Esta vez, la enfermera lo dejó pasar. Lo condujo a través de pasillos hasta una escalera de caracol que ascendía a otro piso. Le hizo pasar a una habitación. Era de dimensiones bastante anchas, tenía una ventana que daba al jardín. Tenía el aspecto de estar insonorizada. En una cama grande, de espaldas había un hombre calvo, con bata de dormir. Macintosh le llamó por su nombre. Este se giró y tardó un poco, sorprendido, en reconocer a Macintosh.
-¿Que haces aquí, como has conseguido entrar?-
-He venido a visitarte-
-Mac, me tienen prisionero de este manicomio desde hace años, todo porque no quise colaborar con ellos. No entiendo como has conseguido entrar.
- He hecho algunas trampas. Te sacaré de aquí, denunciaré tu caso al Senado-
-¿Pero, no lo entiendes? El senado ya no pinta nada, ahora son ellos. Están preparando la salida del sistema solar, han descubierto grandes cantidades de Uranio en un planeta. Está habitado por seres parecidos a nosotros y los quieren exterminar-
Macintosh estaba asombrado de lo que oía. ¿No estaría verdaderamente loco, su amigo? De repente, oyó que alguien entraba en la habitación. Antes, su amigo, le dijo una dirección al oído
-Drayton Park 100, allí esta la clave-
- Se termino la visita, señor Macintosh-
Cuando volvió a casa, el terrorista le llamó por teléfono.
- ¿Ya lo ha comprobado, Macintosh?-
- Lo haré a cambio de un favor-
- El favor más grande es que su familia siga en vida-
- ¿Porque no quedamos para tomar una copa?-
- ¿Que le ocurre, Macintosh?-
- ¿Se acuerda de la exposición? Le espero dentro de media hora.
El terrorista estaba de pie, fumando, cuando llegó con el taxi
- No quiero ninguna copa, dígame de que se trata-
- Dullinger, John Dullinger-
- ¿Que pasa con él?-
- Usted ya no se acuerda de este nombre, pero cuando el presentó su proyecto , después de la guerra, fue la revolución. Algo así como cuando apareció la relatividad. Descubrió como convertir energía atómica en combustible usual, sin que fuera un peligro. Ahora todo funciona con este material: Las naves, las viviendas, las fábricas. Antes hubiera significado un alto riesgo pero él descubrió como hacerlo. Después, el gobierno lo desterró en un asilo porque se negó a colaborar en su proyecto y le están transfiriendo su cerebro al ordenador 4001. Quiero que lo saquen de allí.
- ¿Que lo saque del asilo?-
- De lo contrario me niego a colaborar.
- Piense en su familia.
- Piense en que pasaría si los periódicos hablasen de " Dullinger en poder de la resistencia" Seria un golpe de efecto. Si lo veo liberado, yo haré mi parte.
De golpe, unos hombres salieron de la oscuridad. Uno de ellos era el sargento de policía que había conocido en la exposición, que lo agarró por las solapas, mientras sus compañeros intentaban coger al terrorista que intentaba huir. Uno de los policías le hizo un disparo con una pistola convencional y cayó al suelo, malherido. Entonces el sargento se acercó al terrorista y lo remató de un tiro.
- Lord Macintosh, tenemos una orden de detención contra usted por colaboración con banda armada. Acompáñenos!.
Lo metieron en una furgoneta celular y de allí lo llevaron a la comisaría, donde lo encerraron en una celda insonorizada. Solo habían unos focos que iluminaban la cara de Macintosh, sentado en una silla. Delante de él, apoyado en una mesa, había la sombra de una figura que hablaba en un tono amable y grave.
- Macintosh, su error fue ir a ver a su amigo. Lo identificaron y nuestros agentes lo siguieron. La habitación de Dullinguer era vigilada con cámara y micrófonos. Hemos grabado su conversación. Sabe demasiado, se pasará el final de sus días haciéndole compañía, después de una indolora y pequeña operación en su cerebro.
- No se atreverá! En una terminal de ordenador guardo copias de la misma conversación y serán facilitados a la prensa por mi mujer al más mínimo problema.
- ¿A que prensa? ¿Quién le hará caso? Todo está bajo nuestro control-
- Quizás a los terroristas les guste tener sus direcciones-
-Los terroristas no existen, son un invento nuestro-
- ¿Y los atentados?-
- Tenemos a la población en nuestras manos-
- pero, ¿porque han matado a mi secuestrador?-
- Algunos terroristas no saben nada de nosotros, no se conocen entre ellos, siguen instrucciones de misteriosas llamadas de teléfono. Es una cadena donde el individuo ejecuta pero no sabe nada de su superior. Aunque a veces, he de reconocer, que algunos se lo creen demasiado. De cuando en cuando, hemos de eliminar algunos números. Quizás, para su satisfacción, le he de decir que yo también tengo miedo de que ésto se nos escape de las manos, pero hace tanto tiempo que funciona, que ya no sabríamos como y de esta manera podemos asignar más dotaciones económicas a nuestros equipos. Créame, que lo hacemos por el bien de la sociedad. Es mejor así.
Cuando Macintosh se convirtió en ordenador ya no sintió más dolor en su mente, sino simplemente, el susurro de sus circuitos.

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Cuento Nº 2

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En el departamento de bancos de datos de la jefatura de policía todo era muy tranquilo y relajado. Fichas de delincuentes, información de casos ya resueltos, casos nunca resueltos, en trámite. Si le hubiera contado a alguien que trabajaba en la policía, hubieran pensado que fanfarroneaba. Era como si estuviera de administrativo en una oficina. Sólo cobraba aliciente cuando abría alguna ficha de algún delincuente importante que saliera en los periódicos. Pero él ya lo prefería así, no lo cambiaría por patrullar por la calle, con todo el terrorismo que había. Pero también se aburría. Su novia lo había abandonado hacía ya un par de meses y dejando a parte algunos partidos de squash con sus compañeros de trabajo, no tenía ningún tipo de emoción. Eso lo desesperaba. Por eso empezó a jugar con el ordenador, en ratos libres, entre balance de cuentas y listados de personal. Probó de introducirse en el directorio de delincuentes internacionales peligrosos, pero había que tener una llave de acceso que sólo la poseían los inspectores y empezó a probar. Cuando se dio por perdido, preguntó a un compañero que siempre fardaba de estar enterado de todo, por la clave. Y se la dio. Y era la buena. Entró dentro y empezó a mirar fichas: Mafiosos, terroristas, estafadores, traficantes de armas, todos con caras de pocos amigos, de rostros bastante terribles. Pero el que más le llamó la atención era una terrorista de una belleza exquisita, una chica morena de veintitantos años que llevaba en sus espaldas unos cuantos atentados con coche bomba y cadáveres incluidos, todos presumiblemente atribuidos a ella. Con la impresora sacó una copia de la fotografía de ella y del historial. Contenía las posibles direcciones donde se podía localizar, los contactos , los nombres falsos. De golpe, se veía él convenciéndola para que dejara las armas y reinsertándola a la vida pública. Despertó del sueño cuando el jefe de departamento vino a pedirle explicaciones por el retraso que llevaba con su trabajo. Escondió la ficha y salió del banco.
Por la noche en casa, mientras cenaba solo, releía la ficha. Porque una chica tan bella se dedicaba a matar? Quizás por que había tenido una vida miserable. Pero no era así, según el ordenador, procedía de una buena familia, estaba cursando la carrera de derecho y su familia le había puesto un apartamento en la zona alta de la ciudad que ella había convertido en un zulu. Toda una vida magnífica por delante, tirada por la borda por una causa. Convirtiéndose en una fría asesina de tiro en la nuca. No lo comprendía. Estaba tentado de buscarla, de hablar con ella, pero pensaba en las consecuencias. Si salía vivo y los jefes se enteraban, iría directo a la cárcel. Pero, y si conseguía convencerla?. Se dio cuenta, de que estaba enamorado de ella. Empezó a buscarla, llamó a los contactos pero hacían ver que no la conocían. Fue a los lugares que frecuentaba pero no la vio. Empezaba a darse por vencido, cuando, al salir de un bar, dos desconocidos se aproximaron a él y le preguntaron porque la estaba buscando.
- Es simplemente algo personal -
Le preguntaron que es lo que sabía de ella, como no respondía, lo encañonaron con una pistola y lo hicieron entrar en un portal. Uno de ellos lo registró mientras el otro lo vigilaba. Encontraron su documentación y el pase de trabajador de la jefatura de policía.
- Con que algo personal, eh?-
- trabajo en administración, no soy policía. Quiero colaborar con vosotros.-
Lo introdujeron en un coche y le vendaron los ojos. Le sacaron la venda en una habitación donde estaba ella, detrás de una lámpara que le iluminaba los ojos y le impedía ver plenamente su rostro, pero era ella, con el pelo corto, un poco más delgada.
- ¿Porque quieres colaborar con nosotros?-
- Bueno, era una excusa para verte. Ya sé que no me creerás, pero vi tu foto en las fichas y necesitaba conocerte. -
- ¿Porqué? -
- Me gustó tu cara -
- Es difícil de creer que por una foto alguien te busque por todas partes. Y además que sea policía. -
- No soy policía. Trabajo en administración-
- Y por lo visto tienes acceso a las fichas policiales. Bueno, también sabrás porque lucho.-
- Quieres la independencia de tu país -
- Bien. ¿Y tu ?-
- No, yo no estoy ni a favor ni en contra. La política nunca me ha interesado-
- Entonces, ¿porqué querías conocerme?-
- Nunca había conocido a nadie como tú.-
- ¿Me harías un favor? -
- Sí -
- Queremos saber las direcciones de ciertos policías fascistas que han torturado a compañeros nuestros, aquí tienes una lista con los nombres. Te vamos a devolver a tu casa y dentro de unos días te llamaré para que me des estas direcciones, de acuerdo?-
- De acuerdo -
Le volvieron a poner la venda en los ojos y lo devolvieron a la dirección que ponía su carné de identidad. Se tuvo que tomar un par de coñacs y fumar unos cuantos cigarrillos para volver a aterrizar en la realidad. Había hablado con ella!. Pero lo que le había pedido a cambio era una guarrada, traicionar a sus compañeros para que los eliminaran. Y él, no se había negado. Pero si no lo hacía no la volvería a ver. Quizás si hablara con el comisario. Pero seguro que la cogerían y ella le odiaría. Además, sus compañeros, ¿quienes eran? tampoco tenía tanta amistad con ellos. Pero además, le descubrirían fácilmente. Le podría dar direcciones falsas. Claro, eso es lo que haría. Las Inventaría.
Cuando le volvieron a llamar, sólo puso una condición: que las recogiera ella. Quedaron en una céntrica cafetería. Ella se presentó puntualmente.
- Hola -
- Hola. ¿Las tienes? -
- Si -
-¿Eres consciente de que después de esto, te pueden encerrar en la cárcel por colaborador?-
- Si -
- ¿Qué es lo que quieres de mí? -
- A ti.-
- Sigue colaborando y más adelante veremos. Tengo que irme. Ya te llamaremos.-
Parecía fría y distante. Pero había algo que le atraía. Algo que nunca había sentido con nadie. Se imaginó haciendo el amor con ella, con furia y pasión. De repente, tenía ganas de que las horas pasaran rápidamente, hasta volverla a ver. Pensaba con ella con bastante frecuencia, mirando la copia de la fotografía policial. No tardó mucho en llamarle.
- Las direcciones son falsas! ¿Porqué nos has engañado?-
- No quiero que muera gente -
- Son animales! Verdugos que nos torturan!. Si no consigues las direcciones verdaderas, olvídate de mi.-
- No quiero que nadie muera -
- Eso lo decidirá un tribunal del pueblo. Mañana te llamaré a la misma hora. Si no las tienes, olvídate de mi.-
Y colgó. Sabía que llegaría ese momento. ¿Que podía hacer?. Le daría las direcciones de una en una, en cuentagotas. Quedaron en otra cafetería. Ella llegó también con puntualidad.
-¿Tienes las direcciones?-
- Toma, aquí tienes -
Le extendió un papel.
- Solo hay una ! -
- Pero es verdadera. Así nos podremos seguir viendo.-
La chica iba a protestar, pero vio algo en una mesa cercana que no le gustó y sacó un revolver del bolso. Lo cogió por el cuello y le apuntó el cañón en la sien. Salieron policías de paisano de todas partes. Intentó arrastrarle hacia la puerta, pero alguien le disparó y le cayó el arma de las manos. Segundos más tarde a él lo amanillaban y a ella la sacaban en camilla. Los policías hacía chistes malos sobre los dos. Las sirenas de la policía y la ambulancia sonaban con fuerza, mientras Chema era conducido por dos agentes, delante del estupor y la curiosidad de los vecinos que no entendían que estaba pasando. La jubilada del segundo se lo miraba con lástima.
- pero si era tan buen chico, nunca había hecho ruido, tan educado, tan amable-
Informaba la portera a los periodistas. Fuera, un grupo de personas gritaba contra él, lo querían colgar.
- Asesino! Hijo de puta!-
Uno de los policías antes de meterlo en el coche celular de nuevo, le advirtió.
- Por mi, ahora mismo te entregaba para que te lincharan, chivato! -
Lo introdujeron sin miramientos, veía las caras de la gente con rabia que zarandeaban el coche, alguien tiro una piedra. Chema se intentaba tapar la cara con las manos. Cuando dejó de oir el griterío, las bajo. Realmente, el juez no se lo creería.

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Cuento Nº 3

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El segundo coche de policía y la ambulancia se detuvieron delante del ciento catorce de la Avenida. Los destellos de las sirenas en silencio junto con las farolas de la calle eran la única luz que había. Algunos vecinos levantaron persianas y contemplaban silenciosamente la escena. Las radios de los coches patrulla y el ladrar de un perro eran los únicos ruidos que se oían. Dentro de la casa el comisario contemplaba el cadáver de un hombre joven, de unos cuarenta años, sentado delante de una máquina de escribir, con un tiro en la sien y un montón de hojas mecanografiadas extendidas por todo el suelo. Había una mancha de sangre que salpicaba los objetos de la mesa. El juez dio la orden para que levantaran el cadáver. El comisario volvió a su coche. Su ayudante le recitó el informe del suceso.
- Cuarenta y un años, separado de su mujer, tenía la carrera de magisterio y no ejercía des de hacía tres años, cuando empezó a escribir novelas y artículos. Tenía unos buenos ingresos, algunos amigos y ninguna mujer fija. Por lo visto quería recuperar a su mujer que vivía con un empresario bastante rico. No tenía antecedentes policiales y politicamente no militaba en ningún partido. Podría ser un suicidio si no fuera por el pequeño detalle de que no hemos hallado el arma. Además el agujero, según el forense, podría ser de una pistola de gran calibre.-
El comisario hizo una calada al cigarrillo.
- Bien, que registren a fondo la casa, interroguen a los amigos, a la mujer, el marido o lo que sea, las chicas no fijas que frecuentaba, la chacha, en fin, a todo el mundo hasta que sepamos algo.
El ayudante arrancó el coche.
- No hacía cara de que fuera un robo, no se han llevado nada.-
Por la mañana, en otra zona de la ciudad, Alfredo, productor de video, había empezado como siempre, enganchado al teléfono, dando ordenes y al mismo tiempo desayunando
- No estoy, no estoy para nadie, sólo si llama Eva me la pasas inmediatamente-
Le ordenaba a la secretaria
- Hay un tal Pujol de industrias Alimenticias que pide un presupuesto-
- Que le dé sus datos, ya le llamaré-
- También hay una tal sra. Ruiz, por la línea privada que dice que es personal, que quiere hablar contigo-
Alfredo se asustó.
- Sra. Ruiz? si, ahora la cojo -
Se encerró en el despacho y la secretaria vio que se encendía el piloto de la línea privada. Al poco rato, salió Alfredo, con el rostro desencajado.
- Dame un cigarrillo -
- Pero, sr. Alfredo, no había dejado de fumar?-
- Sí, pero, me acaban de comunicar que se ha muerto un amigo mío. Anúleme todas las entrevistas, vaya usted al rodaje a ver que están haciendo y no se olvide de poner el contestador.-
Se encerró otra vez en el despacho a fumar. Sonó el teléfono.
- No le dicho que no quiero hablar con nadie?-
- Si, pero se trata de la policía -
. . .
La lluvia azotaba la costa oeste de la isla. En el embarcadero de la cala, frente a una casa de verjas blancas había un coche estacionado. Dentro se veía la silueta del conductor que se confundía con los asientos. Tenía puesta la radio a bajo volumen. De repente, un guardia de seguridad, abrió la verja. Salió un coche lujoso parecido a un Mercedes. Entones, el conductor del coche estacionado bajó la ventanilla y empezó a disparar una cámara fotográfica con teleobjetivo. El guardia de seguridad lo vio y se precipitó gritando hacia él. El fotógrafo no tuvo tiempo de arrancar el coche y el guardián lo sacó del vehículo a punta de pistola.
- No me haga daño, por favor -
El guardián recogió la cámara y lo asió fuertemente por el cuello, empujándole hacia el automóvil que había salido. Del asiento trasero bajó el vidrio automáticamente, dejando al descubierto la cara de un cantante conocido.
- Que hago, jefe? Le rompo la cámara? Le rompo la cara?-
Josep, el fotógrafo, temblaba y ponía cara de lástima.
- Dame la cámara -
Le ordenó el cantante. El guardián se la dio y la intentó abrirla pero no pudo. La devolvió a Josep.
- Abrela y dame la película-
Josep lo hizo.
- vete. Si lo vuelves a ver, rómpele lo que quieras. Arranca, Morales -
El coche se perdió en la lluvia. El guardia le sonrió.
- Has tenido suerte, chaval. Y ahora, lárgate! No quiero verte nunca más por aquí, me has entendido?-

Josep asintió con la cabeza y se fue hacía su coche, con el que regresó al hotel donde estaba hospedado. En el hall se encontró a dos colegas.
- ¿Qué, ya has conseguido la exclusiva? -
- Sería mejor que te dedicaras a tirar fotos para Bodas, Josep-
- Sí, reiros, hienas, ya me vendréis a suplicar-
Josep se dio una ducha y tiro la ropa sucia en el cubo de limpieza. Todo un fin de semana perdido, las propinas para conseguir la dirección no las podría amortizar. Pensó en emborracharse. Mientras se ponía el batín, llamaron a la puerta. Era una chica que quería ser cantante y que lo perseguía de hacía tiempo.
- ¿Tienes tiempo para hacerme unas fotos?-
- Mira, francamente, hoy he tenido muy mal día y no estoy de humor. Vuelve mañana.-
- Pero, tu me prometiste...-
- mañana, mañana...-
repetía Josep mientras intentaba cerrarle la puerta, pero la chica puso el pie.
- Mira, te voy hacer un masaje...tiéndete en el sofá.-
Josep Obedeció como un corderito y se estaba quedando dormido, cuando llamaron al
teléfono. Ella lo descolgó y se lo dio.
- Josep, está ahí? Soy Pujol, ¿Ya tiene la exclusiva?-
- Bueno, hemos tirado algunas fotos, pero mañana las repetiremos, no había suficiente luz, está cayendo una tormenta que para que le voy a contar, por cierto, necesitaría más dinero para los gastos...esta gente famosa gasta mucho, sabe?-
- Pero, oiga, se piensa que soy el Banco de España? Ya hablaremos de dinero cuando traiga las fotos. Se ha pulido todo el presupuesto y aún necesita más?. O me trae las fotos o ya se puede ir buscando otra revista que lo mantenga-
Y colgaron. Josep dejó caer el teléfono al suelo y se puso a dormir.
A las doce del mediodía, el teléfono volvió a sonar. Una voz extraña lo llamó.
- ¿Señor Josep?-
- Si -
- Me pidió información sobre la hija del cantante, en el bar, se acuerda? Pues bien, está en la discoteca OK. En estos momentos está muy acaramelada con un señor que podría ser su padre. Me parece que es inglés. ¿ Qué le parece?. Le espero aquí con los dos billetes que me prometió.
- No vaya tan deprisa, primero he de tirar las fotos... por cierto, que hace una discoteca abierta a estas horas?-
- Damos una fiesta privada, puede entrar por la puerta de personal, pregunte por Gómez. Le espero.-
Se vistió mientras su estomago lanzaba quejidos intermitentes y se fue con la cámara para el parking. La discoteca OK estaba en la cara opuesta de la isla, en una cala solitaria. Al llegar, se dio cuenta que todo tenía un aire de abandono. Habían un mil cuatrocientos treinta y un simca mil doscientos aparcados y no se veía ni un alma. Se fue para la salida de personal y se encontró la puerta abierta. Penetró por el pasillo a oscuras hasta llegar a la pista de baile. Solo había el resplandor de las luces de emergencia. Allí no había nadie, ni la hija del cantante, ni el Inglés, ni el Gómez. Intentó buscar el interruptor de las luces, en la cabina del discjockey, pero sólo logró encender una lamparilla. Había todo un sinfín de complicados botones en el tablero de mando. Empezó a presionarlas hasta que se encendieron un par de focos de la pista. En el suelo había alguien. El cuerpo de una chica boca-abajo. Se acercó. Parecía dormida, desmayada. La zarandeó para despertarla. Le gritó. Entonces le dio la vuelta y vio que era la hija del cantante.Tenía una mancha roja de sangre justo entre los pechos. Un escalofrió le recorrió el cuerpo y dejo de golpe el cuerpo. Fue algo mecánico, activó el flash de su cámara y le disparó varias fotos. Pensó en que tendría que llamar a la policía, pero eso sólo le supondría problemas. igual le requisaban el material. Sería mejor que lo hiciera de forma anónima. De pronto se abrieron las luces.
- No te muevas o disparo -
No hizo falta llamar a la policía, ya había llegado. Eran tres. Se le acercó el comisario con un revolver en la mano. Otro de los policías lo registró. El policía le cogió la documentación y se la dio al comisario.
- Con que fotógrafo, ¿eh? ¿Que haces aquí? -
-Me llamaron para unas fotos-
- ¿Has visto quién la mató? -
- Tendrá que acompañarnos a la comisaría, de momento la cámara queda requisada -
Ya en la comisaria les explicó la historia de Gómez.
- Descríbanos a este individuo -
- ¿Puedo hacer una llamada? -
- ¿A quién ? -
- A mi editor -
- Bueno, explíquenos todo lo que sepa y lo dejaremos llamar. Volvamos a empezar.-
- Oiga, es un derecho constitucional y además tengo hambre, he salido sin desayunar.-
Los policías se rieron.
- Un poco de ayuno le vendría bien, eso también es constitucional. Hernández, traigale algo de comer al amigo. Puede llamar cuando quiera.-
Hizo la llamada, el editor estaba contentísimo.
- Josep, no se preocupe por nada, voy a coger el primer avión y vendré ahora mismo con mi abogado. No diga nada hasta que lleguemos. Le tienen que devolver la cámara.
Efectivamente, al cabo de un par de horas llegó el abogado. Estuvieron hablando con el comisario.
- Ese Gómez nadie sabe donde está, creo que le han tendido un trampa, necesitaban alguien a quién colgar el muerto. El cadáver lleva sus huellas. Además, el guardia de seguridad del cantante le ha reconocido.
Cuando le trasladaron hacía la prisión sus colegas le estaban esperando fuera.
- Oye, ¿que te ha pasado? ¿Tienes las fotos? ¿Es verdad que está muerta?-
- Sí, esta muerta...Las fotos me las quitaron.-
- ¿Viste al asesino?-
- Que no he visto nada, caray! -
- Sonríe, te vamos hacer famoso-
Una nube de flashes y ruidos de cámaras automáticas bombardearon a Josep. Por fin había conseguido la exclusiva.
Enric, Siempre que salía de trabajar iba a tomarse una cervecita en un bar del casco antiguo, detrás de un mercado. Era una tasca vieja, con el suelo sucio de colillas y restos de gambas, huesos de aceitunas y demás porquerías. Las mesas y sillas eran de madera podrida y grasienta y las paredes estaban llenas de fotos viejas de todos los jugadores que había tenido el barça en toda su vida deportiva. Como no había sitio, se sentó en la misma mesa dónde había una chica con pinta de estudiante que estaba leyendo. Allí al lado había una escuela pública de Teatro. Esa niña tenía toda la pinta de salir de allí. Enric se lió un porro y se lo paso. La chica hizo unas caladas y se lo devolvió. El le preguntó que leía.
- Estoy preparando el examen de interpretación -
Enric la invitó a tomar una copa en otro bar, pero la chica no le hizo el menor caso y Enric, apuro la cerveza y se fue. Enric vivía en un mini apartamento al lado del bar. Se fue a duchar y a cambiarse de ropa. En el espejo, se colocó un pendiente con un brillante de mentira. Después se fue hacia otro bar, donde debía verse con Alfredo, el productor de video. Cuando llegó, este estaba cocido a whiskyes y le explicó lo del amigo suyo que habían matado, y lo de la hija del cantante que también habían eliminado.
- Van a por mi, estoy seguro -
- Pero, ¿que van a ir a por ti? Eso son coincidencias, además, se cree que el fotógrafo, ese tal Josep fue quién lo hizo.-
- Tarde o temprano descubrirán todo el pastel.-
Entonces llegó MariPili con una amiga suya. Las dos iban con minifalda, enseñando las cachas. La verdad es que Enric estaba harto de la MariPili, de irse a la cama con ella, de drogarse con ella. Ya no le excitaba. La dejo que se enrollara con el Alfredo. se fue hacia la otra punta del bar, a echar una meadita en los lavabos. Cuando volvió, Alfredo y MariPili habían desaparecido, solo quedaba su amiga.
- ¿Donde han ido?
- Al estudio de Alfredo.-
- ¿Y tu?-
- Yo te estaba esperando, por si querías venir-
- No, gracias-
- Tengo para hacer unas rayas, si quieres-
Se tomaron la droga. La niña esa empezó a hablar como un loro de los grupos que le gustaban, sus actores preferidos. Enric no la escuchaba. Se la miraba. Era parecida a MariPili.
- ¿Porque no me invitas a tu casa, Enric?-
- No vale la pena -
Fueron a otro bar. Y a otro. Ella tuvo que irse a devolver a lavabo. Entonces volvió a ver a la estudiante. Se acercó a ella.
- Hola, ¿vienes a mi casa a fumarte unos porritos? -
- Estoy con un amigo -
- Bien -
- Otro día -
- Otro día igual estamos muertos -
- Dame tu teléfono -
Prometió que lo llamaría para quedar. La otra volvió del lavabo hecha un asco. Acabaron en el estudio de Alfredo.
Cuando abrió los ojos estaba en una cama con la niña esa. Le costo incorporarse. Comprobó que no le faltaba nada de la cartera y se largó. Una vez en la calle, paro un taxi.
- No hace muy buena cara, joven. Si quiere devolver, avíseme con tiempo-
Después le echo un discurso sobre la inseguridad ciudadana. Fue a su apartamento y se ducho. Quería quitarse ese olor a hembra que llevaba impregnado en la piel. Después se cambio de ropa. Le llamaron por teléfono pero cuando lo cogió, colgaron. Necesitaría otro adelanto, pues se estaba quedando sin dinero. Debía dinero a todo el mundo, desde los amigos hasta el casero. Tenía que ir rápidamente al trabajo, pues faltaban escasos minutos para entrar. Por la tarde le llamó ella y le citó en un bar. Estaba en un callejón. Mientras le esperaba, alguien le golpeó en la cabeza.
Cuando despertó, la cabeza le daba vueltas. Le lanzaron un cubo de agua fría a la cara. Abrí los ojos de golpe y se puso de pie, en guardia. Delante tenía dos hombres con cara de pocos amigos. Parecían guardias de seguridad.
- Parece que despiertas.-
Estaba en la cama de una habitación y al lado estaba la estudiante, desnuda, como durmiendo.
- Que, te lo has pasado bien?-
- Si queréis dinero...podemos hablar...-
Los hombres se pusieron a reír
- Parece que no te sienta muy bien la porquería que te metes por la nariz-
- Queremos que nos empieces a decir todo lo que sabes sobre Alfredo.

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Cuento Nº 4

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Seguramente si os visita un amigo, pidiendo un favor, no dudaréis en hacérselo, siempre y cuando sepáis de que se trata. Por eso Sergio, cuando vino a verme sabía de sobras que si era cuestión de dinero lo tenía claro, pues estoy arruinado de por vida.
- Busco una calavera, evidentemente humana, ni muy vieja ni muy nueva, en buen estado. He pensado que como tú escribes cuentos y te mueves, seguramente, en ambientes raros, pues, eso.
Me hizo gracia. Si, la gente piensa que por dedicarte a este oficio nos tenemos que relacionar con gente rara, extraña, viciosa. Si supiera que soy de los que no se mueven de casa, al lado de la estufa y el cortado cliente. Pero, bueno, eso no quita que me interesen estos temas y quizás podría sacar una buena historia. Le pregunté para qué lo quería.
- Quiero hacer una invocación-
Aún me pico más la curiosidad. Le pregunté si de magia blanca o negra.
- Por favor, yo solo practico la blanca, soy seguidor de Merlín-
De mis pocas incursiones en este campo, sabia que Merlín era el mago de Camelot y consejero del Príncipe Valiente y nunca haría daño ni a una mosca, por lo cual podía quedarme tranquilo. Le hice ver que era extraño que una persona sensata como él, tuviera por afición la magia, aunque fuera blanca. Además, le recordé que existía personas mucho más especializadas en este tema, que podrían ayudarlo. Me explicó que desde un domingo por la mañana, que en el Mercado de Sant Antoni de Barcelona, encontró, ahora hará dos años, un libro de alquimistas, se convirtió en una obsesión para él todos estos temas. Y como está en el paro, tiene tiempo para dedicarse. Se había apuntado a un curso por correspondencia de artes parapsicológicas y ahora era el momento del examen final y le exigían hacer una invocación con un cráneo. Y claro, el nunca ha estado relacionado con grupos afines a estas ciencias. Por cierto, añadió que había conseguido una guía de las tiendas y centros dedicados al ocultismo en Barcelona y aunque había llamado o visitado a todas no había encontrado lo que buscaba. La mayoría eran calaveras de plástico, látex, yeso, papel, etc. Y el necesitaba uno humano, reciente. Y encima bien de precio, no estaba dispuesto a pagar una fortuna por él. Por lo visto, le habían comentado que las leyes no veían con buenos ojos el poseer restos inorgánicos del género humano. También estuvo en el cementerio de Montjuïc, pero el enterrador no le quiso vender ninguno y le dijo que sólo era permitido a los estudiantes de medicina. Me recordó que había suspendido la selectividad. Entonces le propuse que fuera a ver un cementerio pequeñito, perdido en algún pueblo de montaña, que quizás no le sería muy difícil buscar entre una tumba. Pero me dijo que no estaba dispuesto ha violar la ley. Entonces suspiré y le sermoneé que a veces legalidad y búsqueda están reñidos. Si él no se quería ensuciar las manos, debíamos buscar a alguien que lo hiciera por nosotros. Ese hombre se llamaba Richi y lo conocía yo de cuándo iba a la facultad y éste era el traficante de todo tipo de drogas y vicios. Siempre estaba en el bar. Así que lo fuimos a visitar. Tenía pinta de chulo de serie americana mala, con bigote, vestido con cantarinas cazadoras de piel, jeans ajustados marcando paquete y camperas de punta con espuelas. Creo que debía pasarse las noches pegado a la televisión tomando nota de lo que vestían los malos. Me reconoció y lo puse al corriente del asunto. Le gustó.
- Lo mejor es profanar una tumba-
Encendió un cigarrillo. Se acercó un estudiante que tenía más acné que la cara oculta de la luna para hacerle un pedido.
-Más tarde, ¿no ves que estoy ocupado?. Perdonad, estos niñatos me sacan de quicio. Bueno, creo que habéis dado con el hombre adecuado, Richi lo consigue todo. Yo vivo en L´Hospitalet ( Un pueblo de las afueras de Barcelona) y tenemos un cementerio, que el guardián me debe un par de favores, así que me acompañáis y mientras yo le doy palique, vosotros echáis mano al hueserío y después pasamos cuentas.
- Pero, esto- empecé yo, que me asustaba la idea de meter mis manos entre los huesos- no habría otra forma...?-
- Pero bueno, la queréis o no?, no me diréis que os asusta?.
Habíamos ido unas horas antes al cementerio para averiguar donde estaba el hueserío. Nos hicimos un mapa y esperamos la hora convenida con el Richi, escondidos en un panteón. A la hora convenida, forzamos con una palanca la puerta y nos encontramos con montañas de esqueletos putrefactos, que olían a huevos podridos. La verdad es que estábamos los dos cagados de miedo, pero nos pusimos manos a la obra y metimos en el saco una calavera que escogió mi amigo, tras mirar con la linterna que estuviera guapa, tal como él la quería. Después salimos corriendo y al dar la vuelta a un callejón, nos dimos de bruces con el guardián.
-Oigan, oigan, ¿que llevan en este saco?-
Intentó agarrarme de la falda de la gabardina y no tuve más remedio que empujarle : cedió por el peso y se llevo un buen trozo de ropa que arrancó en la caída. Mi gabardina blueberry!. Pensaba que me daba un ataque. Finalmente llegamos a la calle. Seguimos la ruta hasta la boca de metro, donde nos metimos sin vacilar.
- Gracias! eres el mejor amigo...-
- Me tendrás que arreglar la gabardina si no quieres que te denuncie a la comisaria más cercana.-
- No te preocupes, llévala a un sastre y mándame la factura. Soy tan feliz. Voy a ir inmediatamente a casa a realizar la invocación, si quieres acompañarme.-
Evidentemente, no quería perderme semejante espectáculo. Me explicó que debía grabarlo en video para enviarlo a la escuela, para que lo pudieran evaluar. Había encontrado un primo que le dejaba su cámara de video 8.
Empezó marcando unos círculos con tiza en el suelo de su habitación, mientras su madre y su abuela veían la televisión. Después dispuso la calavera fuera del círculo y encendió unas velas, todo esto mientras cantaba en susurros unos cánticos en una jerga desconocida que parecía árabe o indio norteamericano. Puse en marcha la cámara para registrar aquel momento inolvidable, pensando en hacerme una copia para videos de primera. Arrasaría, estaba seguro. Después, hizo genuflexiones alrededor de la calavera y se quedo arrodillado delante de ella, en situación de oratoria, con los ojos cerrados. Entonces ocurrió el milagro : la luz eléctrica de toda la escalera se fue, la abuela y su madre no podían ver a Paco Lobatón y los vecinos gritaban. ¿tendría correspondencia?. ¿Sería verdad?. Cuando encendí una cerilla me dí cuenta que mi amigo había desaparecido. Encendí otra y miré debajo de la cama. Nada. Su madre me dio una vela para que lo buscara.
- Ya sabíamos que el niño estaba un poco mal de la azotea, pero esto...-
Evidentemente había desaparecido. Cuando vino la policía, no sabíamos muy bien que decir. El sargento, pero, tenía una explicación.
- Lo preparó todo para huir, aprovechando la oscuridad. Ya volverá, es cuestión de días.
Lo cierto es que el barrio sufrió un inexplicable apagón de cuarenta y ocho horas. A mi amigo, nunca más lo volví a ver. Llamé varias veces a su casa, pero la última, una voz muy parecida a la de su madre me dijo que me había equivocado, que allí no vivía el sujeto en cuestión. Pero yo guardo la calavera como recuerdo, la tengo en el armario, para el día que mis acreedores no me dejen en paz.
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Cuento Nº 5

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Cuando me llegó la carta, un cierto temor de curiosidad y nerviosismo se apoderó de mi. Posiblemente, pensé, que Octavio volvía hacer de las suyas y esta vez descubrí una nueva faceta, de quién no me atrevería afirmar como un amigo, ya que simplemente se trataba de una amistad más o menos de confianza, que solamente venía a verme cuando tenía problemas. Es por eso que me puso nervioso la carta. Y aún más su contenido, dado el carácter neurótico del individuo en cuestión. Me escribía desde un balneario helvético, al lado de los Alpes y la carta, de fecha 7 de Julio de este mismo año me había llegado un mes más tarde. No había escrito la dirección del balneario, solo su nombre, lo cual no era extraño dado lo despistado que era mi conocido. Viendo la carta, un grafólogo hubiera coincidido conmigo que estaba asustado. Me explicaba, en la carta, que sin razón alguna, se apoderó de él una ansia coleccionista y reunió tres cientos volúmenes sobre las artes ocultas y los templarios. Dejó de frecuentar sus círculos de amistades, de ir a fiestas privadas, pues ya lo único que le satisfacía era estar a solas con sus libros. Sus compañeros de facultad (pues estudiaba derecho) ya no le veían el pelo. Ni tan siquiera acudía a los exámenes. Era algo superior a sus fuerzas. Junto con la carta, habían unos recortes de periódico donde habían anuncios de sectas satánicas o venta por correo de objetos de magia. La verdad es que no entendí nada, pensé que se trataba de una broma de mal gusto y guardé la carta en mi escritorio. Fue al cabo de dos días, cuando me llamo el mayordomo de su familia para comunicarme la muerte del señorito, de un ataque de corazón mientras descansaba en un balneario, y que el entierro sería en el cementerio del Norte, después de repatriar el cadáver. Tuve que servirme un coñac y hasta dos, sentarme y encender un puro. Realmente todo era muy extraño.
Al cabo de una semana de su entierro, un hombre vino a visitarme. Llevaba una cabellera blanca que le hacía ridículo para su sexagenaria edad. Y gafas de montura redonda, y en su pecho brillaba la estrella de David. Esbozó una sonrisa y me tendió una mano, lánguida, fría como el hielo, que estreché lo mínimo, pues me repelía.
- Perdone que lo molesté, se que usted es amigo de Octavio-
- Era!-
Precisé yo
-Perdón, es que yo creo en la rencarnación, que no morimos, seguramente el alma de su amigo sigue flotando entre nosotros. Bueno, el caso es que él y yo llevábamos a cabo una investigación, un estudio científico, y como me tenía que haber enviado unas notas hace una semana, que quizás no se las hubiera enviado a usted por equivocación. Habían unos recortes de periódico, sabe, y en ellos unos anuncios que nos hacían falta para nuestro estudio.-
Intenté controlar mi emoción y me mostré frío.
- Pues no, la verdad, no supe nada de Octavio hasta el día del entierro-
- Esta bien, pues no lo molesto más. Si recibiera algo, llámeme, por favor, es de suma importancia-
Me dio una tarjeta curiosa de una tienda de Astrología y quiromancia, por nombre TAROT, como las cartas. Su nombre era Félix Puig y en la tarjeta estaba reproducida el mapa de los signos del zodíaco y sus lunas.
Al día siguiente, al volver de clase, me encontré mi casa patas arriba, con un desorden total, como en las películas cuando hacen un registro policial. Los armarios habían sido vaciados, los cajones esparcidos por el suelo, los muebles movidos de sitio. La puerta, evidentemente, había sido forzada con palanca y ningún vecino había oído nada. Extrañamente, no me faltaba ningún objeto, nada había sido robado. En esos momentos llegó mi otro compañero de estudios.
- Veo que ha habido una fiesta. Por cierto, te ha llamado un tío, que habla muy raro, dice ser amigo de Octavio y que te espera delante de la catedral a las nueve. Creo que ha dicho que se llamaba Félix.-
Por suerte después de la conversación me había guardado los recortes en mi chaqueta y así no habían desaparecido durante el registro. Desgraciadamente acudí a la cita. Alguien se acercó por detrás y me aplicó cloroformo. Desperté en la tumbona de la terraza de un hotel en Suiza, delante del lago Leman. A mi lado había una atractiva señorita de rasgos germánicos ataviada con un modelito hortera parecido a los que llevaban las chicas de las películas de James Bond, abrigo de visón con manchas de leopardo.
-No grite, aquí nadie le va a ayudar. No le quiero hacer ningún daño, al contrario quiero ayudarlo.-
La cabeza me pesaba y tenía un ligero frío
- ¿Quién es usted?
- Yo era la amante de Octavio-
Confesó con orgullo. Eso me inquietó, Octavio era un misógino, nunca había llegado a acostarse con ninguna. Seguramente debía ser una trampa, pero la dejé continuar.
- Usted corría peligro en Barcelona, por eso lo secuestré y lo llevé hasta aquí. Me ayudará a encontrar el asesino de Octavio. Deme los recortes de periódico-
Entonces sacó un pistolote magnum de alto calibre y le solté los recortes. Con un mechero hizo el truco de la tinta invisible. aparecieron unas letras
" Hotel Montblanc 3 estrellas"
- Vamos, este hotel está a 50 kilómetros de aquí -
Efectivamente el hotel existía y tenía tres estrellas, tal como indicaba la guía Michelín. Estuvimos preguntando al recepcionista por si conocían a Octavio, le enseñamos una fotografía.
- Hombre, el cliente de la 312, hace tiempo que no viene -
Le extendimos un billete de 20 francos
- Queremos darle una sorpresa, somos amigos suyos -
Nos dio las llaves con toda amabilidad y subimos a la habitación a esperarlo. Era una habitación pequeña, de las que se alquilan para ir esquiar. Y aunque la registramos no encontramos ningún papel ni objeto. Pero mientras hacíamos esto, llamaron a la puerta. Abrimos. Apareció un hombrecito con gafas, de rasgos asiáticos.
-Perdone, me he equivocado-
Pero Sheeba (así se hacia llamar la amante de Octavio), lo estiró por el brazo hacia adentro y mientras yo cerraba la puerta ella lo encañonó con su arma.
- Venga, canta, porque mataste a Octavio?-
- No sé de que me hablan, socorro-
Sheeba me hizo llamar a recepción para que subieran abundante comida. Era un tipo de tortura que consistía en hacer comer al prisionero hasta reventar y morir por un ataque de indigestión. El chino, pero, no soltó prenda. Pero lo registramos y encontramos un sobre con instrucciones y una tarjeta de crédito Visaelectron.
El prefecto de policía del departamento de Leman, Dubois L´Aixartell, estaba malhumorado porque lo habían dejado sin cena por culpa de un maldito cadáver chino. Observó el cuerpo y lo volvió a tapar con la manta.
- Es un caso claro de indigestión y ataque al corazón-
Dijo el médico mientras rellenaba los impresos. El ayudante del prefecto, Philip Montmatre, no opinaba así.
- Es un asesinato! Este hombre estaba a régimen estricto, su médico le había prohibido las comilonas-
- Entonces fue un suicidio. Hay quién no puede soportar los régimenes.
. . .
Al lado del Lago, estábamos Sheeba y yo. Ella estaba de mal humor y yo me moría de frío.
- ¿A quién diablos esperamos?-
- No sé, en la vida siempre se espera algo, la libertad, la paz, el amor, la verdad o la muerte-
No entendí si se estaba cachondeando de mi o estaba loca.
- ¿No tienes frío?-
- Bah, latinos! ¿o sois de sangre caliente?-
Fue entonces cuando lo comprendí todo y saqué un revolver que encontré en el hotel al registrar y me había guardado.
- Me has engañado, eres una espía Nazi-
- No, te equivocas-
- Se acabó el juego, guapa. Hice oposiciones a mozo de escuadra y sé como disparar.
- Mi contacto está al venir y acabará contigo-
Y empezó a correr por encima del hielo del lago, pero de golpe, puso el pie en un sitio equivocado, que crujió y se rompió. No tuve tiempo de salvarla. Pero si las instrucciones, que flotaban. Entonces oí una familiar voz a mi espalda.
- Muy bien , no pensé que tuviera tanta suerte. Tire el revolver y vuélvase lentamente con los brazos en alto.
Vestido de esquiador estaba Felix Puig apuntándome con una arma automática. Me cogió las instrucciones. Me hizo subir a un coche y me llevó a un palacio antiguo, en las montañas.
- Todos somos miembros de la gran Logia secreta de Londres. -
Me confesó Felix y siguió
- En las instrucciones falta una hoja, ¿dónde la ha escondido? Reflexione , le doy veinticuatro horas, de los contrario morirá.-
Y me encerró en una habitación, desde donde se veía todo el valle
Entonces oí tiros y abrieron mi puerta. Era el ayudante del prefecto de Policía. Me explicó que nos habían estado siguiendo desde el asesinato del hotel y que según la interpol, había una red de narcotraficantes que utilizaba los locos de una secta para transportar sus cargamentos, por lo visto Octavio lo había descubierto y lo eliminaron. Sheeba y Felix eran dos de los locos que estaban en la red. Volví a Barcelona y decidí, a partir de ahora no abrir más que sobres de bancos y de recibos.

Cuento Nº 6

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Eran ya más de las diez. Mataría a los que se retrasasen, así no llamaría la atención. Hacia falta, pero, no dejarse soprender por nadie. Se imaginaba la cara de estupor de la portera al descubrir los cadáveres. Lo haría en el ascensor, dónde tanto lo molestaban esos malditos vecinos de clase media acomodada, tan hipócritas, tan burgueses. Oyó un murmullo de llaves abriendo la puerta y cargó la escopeta. Vio la silueta del ejecutivo del tercero que volvía del tenis. Antes de que pudiera responder palabra le atizó un tiro en pleno vientre. El hombre lo miraba con cara de asombro mientras caía de espaldas al suelo. Volvió a cargar y lo remató.
- Ya no volverá a tocarme las narices con el volumen del televisor-
Arrastró el cadáver hacia el cuarto de máquinas del ascensor y lo dejó allí escondido. De golpe, llegó el inquilino del segundo, que tenía una tienda de ropa interior y siempre le explicaba chistes malos en el ascensor. Le metió una descarga en la cabeza que le reventó el cerebro, llenando toda la pared de un rojo catshup muy artístico. detrás de la puerta de vidrio se veía la silueta de su gorda mujer intentando huir, pero disparó atreves del vidrio y le dio en todo trasero. Entonces salieron los porteros, que no se podían creer lo que veían. Les salvó que se habían acabado las balas. Subió corriendo hacia su piso a buscar otro cargador y al entrar en el comedor vio la ventana abierta. No se lo pensó dos veces, cogió carrerilla y saltó. Notó una sensación de vacio mientras caía, pero también una satisfacción muy relajante.
Entonces salieron los créditos de la película y encendieron las luces del cine. Fred se restregó los ojos, mientras Jack, agenda en mano -siempre la maldita agenda donde lo apuntaba todo- Le hablaba y le hablaba. Lo dejo con la palabra en la boca y salió del cine. El equipo, esta vez, no lo siguió porque sabían que estaba demasiado cansado para discutirles las opiniones. Salió del edificio sin saludar al conserje y dirigirse hacia el parking. El día era bastante claro pero unas pequeñas nubes grises amenazaban por el norte de Bever-hills. subió al Packard lentamente y pensó que hubiera sido una buena idea , haberle pedido a Jack que lo llevase a casa, pero ahora era demasiado tarde: si volvía a entrar lo freirían a preguntas; no sabían tomar decisiones sin él. Sacó las gafas negras de la guantera y se las puso. Enfiló la avenida que llevaba a las afueras de la ciudad. Quería evitar pasar por el centro, pero la mayoría de calles estaban atascadas y no tenía más remedio que pasar por él. Al pararse en un semáforo, giro la cabeza para ver el vecino del coche de la derecha: era una chica morena muy atractiva que conducía una limousine dorada. Empezó a seguirla, sin saber muy bien porque. La chica debía tener unos veintitantos años. Llevaba unas gafas de sol de montura de gata y fumaba con un filtro largo, con un gesto aprendido un poco ridículo. Se perdieron en un mar de coches que iba en dirección al Norte. Al poco tiempo, el tráfico fue diluyéndose en diferentes salidas. Entonces la chica apretó el acelerador y Fred tuvo que forzar su marcha, pasando de la velocidad permitida, hasta que se detuvo en un motel de carretera. El hizo lo mismo a cierta distancia, para que no se diera cuenta de que la seguía.
Consiguió que le alquilaran una habitación al lado de la que tenía reservada la chica. El recepcionista no dio muestras de reconocerlo. Mejor, pensó. Una vez dentro de la habitación, sacó un bloc y empezó a tomar bocetos con un lápiz de la misma. Era un vicio que tenía, así después tenía ambientes para sus películas. Después sacó un sofisticado utensilio de rayos x que le permitía ver a través de las paredes. Observó como llegaba un hombre mayor, de figura más o menos corpulenta, y después de un breve jugueteo con la chica, hacían el amor. En un momento determinado el hombre la estrangulaba y la chica, después de unas convulsiones, se quedaba quieta. Fred sintió un escalofrió: acababa de presenciar un crimen. El hombre empezó a vestirse sin prisas, sacó unos guantes y empezó a borrar sus huellas. Tenía que detener al asesino. Pero necesitaba una arma y no la tenía. Pensó que lo mejor era bajar a la calle y apuntar la matricula del asesino. Así lo hizo. El hombre conducía un BMW de matrícula reciente. Pero, si lo denunciaba, la policía querría saber como lo vio y el ser un mirón está penado por la ley. Así que desapareció, pues se había registrado con nombre falso. Llamó desde una cabina, de forma anónima. Cuando llegó a casa, ya lo estaba esperando la policía.
- Tenemos una orden de detención contra usted, señor, todo lo que diga será usado en su contra-
El tribunal nunca creyó su historia y un psiquiatra dictaminó doble personalidad parecida al estrangulador de Boston. Pero Fred estaba contento, había dado con el guión de su vida.-
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Cuento Nº 7

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Año 2087 d.c. en un solitario satélite de la constelación de andromeda en plena guerra hipergaláctica.
Albert Parchemin estaba intentando arreglar su nave espacial, cuando su robot x-20-G le trajo el desayuno. Este hecho hubiera sido de agradecer, si no fuera porqué era la tercera vez que se lo llevaba.
- Maldito pedazo de lata! Encima que no puedo salir de este planeta, tengo que soportar este robot chiflado. No! Ya me has traido tres desayunos, el ser humano sólo lo hace una vez al día, entiendes?-
- Lo siento señor, mi chip de memoria está estropeado-
Y se volvió camino de la cocina.
- Si vuelve a llevarme el desayuno, juro que los desguazo-
- Recuerda que es propiedad del estado-
Le advirtio Fred Cargol, su único compañero de tripulación.
- A la mierda el estado!. Nos han dejado colgados en este satélite y ni se acuerdan de nosotros con todo el follón que tienen-
- Eso explícaselo al tribunal del consejo de guerra. Por cierto, llevamos cuatro días intentando arreglar este cacharro y de momento sólo hemos conseguido quedarnos sin luz y este olor a quemado.
- LLevamos?-
Amenazarlo Parchemin con el destornillador eléctrico
- Solo soy yo, Cargol, quién está trabajando, tu te pasas el día bebiendote nuestra bodega de caldos marcianos y jugando con la realidad virtual. Y aún tienes el morro...?-
-Está bien, de acuerdo, pero lo hago porque veo que es inútil. Ninguno de los dos es ingeniero. Sólo somos pilotos. Y aparte, para que volver? Están en guerra, acuerdate. Y aqui estamos al margen de todos los circuitos conocidos, un escondrijo perfecto. Cuando acabe, ya nos vendran a buscar.-
Parchemin dejo el destornillador en el suelo y se sentó en él.
- Tengo varias razones para arreglar esta nave. La primera es que tengo una familia y quiero saber como estan, la segunda es que soy un patriota y no como tu que huyes del deber de defensar el sistema.
- En lo primero no me meteré, pero lo del patriotismo...si piensas que vas a ser un héroe, lo tienes claro-
Entonces llegó otra vez el robot con otro desayuno
- Maldito seas! Te voy a desmontar pieza a pieza-
Pachemin saltó encima del pobre robot con el destonillador eléctrico, Cargol no pudo impedir y lo primero que salió rodando fue la cabeza del robot. El cuerpo del robot, sin la cabeza, iba sin rumbo fijo, a la deriva.
- Basta, Pachemin, basta!-
Fred detuvo el robot decapitado y lo desconectó. Después recogió los trozos y cuando se dirigía hacia el taller, oyó una explosión y la nave tembló, como si de un terremoto se tratará. Pachemin había hecho una falsa conexión y se había cargado el protoreactor. Pachemin solo estaba superficialmente calcinado. En la cocina valoraron los hechos delante de una copa de zumo marciano.
- Resignate, Pachemin, la guerra se ganará sin ti.
- Solo me faltaba esto, tengo los nervios destrozados-
De golpe y porrazo se encendió la señal de emergencia en el monitor de información.
- Una nave se acerca!-
Dijo una voz metálica
- Mierda!-
Exclamó Cargol, mientras Pachemin sonreia. Reunieron dos robots mecánicos y los armaron con dos lasers. Se prepararon, para en caso de ser enemigos, pudieran repeler el abordaje. Fueron hacia la sala de carga, mientras la otra nave ya estaba maniobrando para acoplarse. De golpe, Pachemin solto un grito de alegria?
- Es de las nuestrras!-
Le permitieron conectarse. Por la rampa exterior aparecieron un par de robots. uno de ellos,
iba vestido de forma hortera, parecido a un disfraz de Napoleón, el emperador francés. El otro iba armado con un fusil desintegrador.
-Bon Jour, mon amis! Se presenta la nave de intercepción BX300696. En nombre de la flota imperial, esta nave queda requisada para uso bélico. Considérense desde ahora agregados de su majestad imperial.-
Pachemin y Cargol se miraron perplejos.
- perdone, excelencia, nosotros ya pertenecemos a la flota. Por cierto, esta nave, necesita reparse urgentemente...-
El pequeño Napoleón no le sentó muy bien la respuesta de Pachemin, pareció enojarse.
- Como, osas desafiar a su majestad, máldito ser inferior?-
- lo que nos faltaba, otro Robot tarumba-
Exclamó cargol, mientras el robot guardian mantenía a raya los robots de Fred, que quería defender a sus amos.
-Y vosotros, quedáis libres, hermanos, ya no tendréis que seguir sirviendo a estos humanos.
En cuanto a vosotros, hombres, os vamos a encerrar en la bodega, como prisioneros del Imperio.
En las bodegas de la nave interceptora, Pachemin estaba encolerizado.
- Si me hubieras ayudado a arreglar la nave, ya estaríamos fuera de este maldito asteroide y nada de esto estaría pasando!-
- ¿Y quién se iba a pensar que un robot medio loco abolicionista aterrizaría justo aqui? -
- Es capaz de ejecutarnos, ese robot tarumba ! -
Entonces oyeron que alguién abría la puerta con una tarjeta magnética. Era uno de sus robots.
- Pensé que tendrían hambre.-
LLevaba una bandeja de canapés liofilizados.
- Gracias a Dios , un robot sensato-
- Tienes que sacarnos de aqui unidad 2-
- De acuerdo, seguidme. Creo que hay una nave salvavidas aparcada en la zona B-
Salieron de la bodega siguiendo el robot. Empezaron a dar vueltas por los pasillos pero la nave era demasiado grande y se perdieron. Sin darse cuenta, acabaron en la sala de control donde el robot Napoleón miraba por las pantallas de mando una nave nodriza enemiga que por lo visto tenía intención de abordar. Se dió cuenta de su presencia y les habló
- Vaya, el par de humanos. llegáis a tiempo para presenciar como destruyo parte de la flota enemiga. Vencer o morir! Si no logramos abordarla, la destruiremos! Tora, tora, tora!-
- A este robot le falta un tornillo-
Susurro Cargol
- Detente!-
Pachemin se precipitó hacia los mandos y el robot guardian lo inmovilizó. La nave chocó contra la otra y se dió la vuelta. Los humanos perdieron el conocimiento y los robots se desconectaron.
Pachemin y Kargol se despertaron en un hospital militar de Júpiter. Una guapa enfermera androide les tomaba la temperatura. Entonces llegó un general.
- Chicos! Os tengo que felicitar, vuestra audacia supera con creces al enemigo! Os concedo una semana de permiso! -
Los dos hombres se quedaron mirando, alucinados. Mientrastanto, en un trozo de asteroide, el robot Napoleón, pronunciaba un discurso.
- Puedo prometer y prometo que los robots no se tendrán que someter nunca más a los humanos! Al abordaje!.
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Cuento Nº 8

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Habían dos cadáveres en el puerto. Un hombre había matado a su mujer y a su hijo, después se había suicidado. Estaba cansado, pero tenía que hacer su crónica para el periódico. Hubiera sido más fácil hacer críticas de cine o de deporte, pero la sección no la escogió él, si no su jefe, hace años. Fue su primer trabajo y después de tantos años ya se había acostumbrado. El sueldo era muy normal y en comparación con las horas que le dedicaba, bajo. Pero no sabía hacer otra cosa. Entro en un bar a tomarse un carajillo. Se encontró con la nueva redactora de la sección de deportes. Estaba en la barra y a su lado había una silla vacia que invitaba a sentarse. Ella estaba comiéndose un croissant, que lo mojaba en un café con leche.
- Hola, ¿como van los sucesos?. Los deportes son un muermo.
Esteban, así se llamaba el de los sucesos, sonrío irónico.
- La realidad es triste. Fernando, un carajillo de ron Pujol cuando puedas-
-Oído barra-
- Una acaba la carrera pensando que la pondrán a investigar y van y me meten en partidos de basket .
- Suele ocurrir-
- Hoy hacen una fiesta por lo del premio de la asociación, espero que no faltes-
Se la miró divertido. ¿Era eso una invitación?
- Quizás-
- No te hagas el duro, conmigo, es que quiero saber cosas, siempre me han dado morbo los sucesos-
Vaya con la niña. Esteban fue a la fiesta. Había mucha gente, sobretodo fantasmas con teléfonos móviles. Se pidió un whisky y buscó a la chica. Alguien le cogió el brazo. Era ella.
- Sabía que no eras tan duro-
Acabaron, evidentemente, en casa de ella. Tenía un piso por el casco antiguo. El piso, que era pequeño, unos sesenta metros cuadrados, era un museo de tonterías. Figuras de yeso, porcelana, telas de macramé, muñecas, una máquina antigua expendedora de chiclés. Y tenía una cama de esas japonesas, redondas que se ponen en el suelo. Hicieron el amor hasta las tantas. Esteban se despertó a media tarde del domingo. Ella se estaba duchando, oía el ruido del agua cayendo en la bañera. Encontró un paquete de tabaco encima de la mesa de noche y encendió un cigarrillo. Miró la biblioteca del comedor, estaba lleno de libros sobre las religiones orientales, los Hare-Krisna, la Parapsicología, la vida del más allá, en fin, toda aquella literatura pseudo-científica que él tanto odiaba. Habían revistas de diferentes grupos o asociaciones que practicaban todo eso. Entonces apareció con un albornoz, secándose el cabello con una toalla.
- Buenos días-
-Buenos días, estaba observando tu coleción de libros. Veo que te gusta la ficción.-
Ella, por un momento,cambio de cara pero volvió a recuperar el buen humor inmediatamente
- Soy de un grupo que se reune para discutir sobre la vida, los pensamientos. Un día podrías venir conmigo y conocer a mis amigos. Te gustaría. -
Esteban apagó el cigarrillo
- Yo, con los sucesos, ya tengo bastante, pero me gustaría venir, puede ser interesante.-
Esteban pensó que se podría reír un rato.
- te dejaré un par de libros que hemos editado, para que vayas entrando en materia -
Eran libros de bolsillo, en edición barata. Las portadas eran sugestivas, figuras abstractas que hacían alusión a los temas de la mente. Uno se titulaba "El poder de la mente", el otro "El individuo y la sociedad". Una vez en su casa, los empezó a hojear. Eran divertidas las tonterías que decían. Los dejó.
El lunes, en la redacción no vió a la chica hasta el mediodía.
-Hoy tenemos reunión, ¿quieres venir?-
Aceptó. Quedaron en una dirección de un viejo edificio del ensanche, un segundo piso. En la entrada había una recepcionista. Pegadas en la pared estaban unas extrañas gráficas de bioritmos.La chica habló con la recepcionista
- Viene conmigo-
- ¿Es nuevo?-
La chica, que se llamaba Samanta, asintió.
- Tendría que hacer los tests, en el aula vacía-
Y le tendió unas hojas mal fotocopiadas con preguntas psicotécnicas, como las que te hacen para los trabajos.
- Contestalo todo, mi amor, yo voy asaludar a unos amigos y vuelvo en seguida.
Cuando entro la recepcionista para recoger la prueba, Esteban aún estaba por la mitad.
- Esperate aqui, no tardaremos en corregirlo-
Después lo hicieron pasar a un despacho, detrás de una mesa, había una chica que le mostró un gráfico.
- Eres altamente violento, cínico, tu voluntad esta por debajo de la media, no eres feliz Esteban-
Y enonces le miro a los ojos
- Bueno, es dificili ser feliz en este mundo-
- Si hicieras un tratamiento con nosotros, recuperarias tu felicidad-
- ¿Que precio tiene este tratamiento?-
- Bien, es muy barato, lo importante es que quieras cooperar-
Le dieron unos trípticos con la información de los cursillos y se despidieron. ella estaba esperándole en la calle.
- Ya verás como tu vida cambiará. Yo lo hice y soy tan feliz.Antes, me costaba mucho relacionarme con las personas, pero desde que hice el tratamiento, he vencido la timidez. La comunicación es lo más importante. ¿Sabias que nuestra mente solo funciona un diez por ciento de lo que es capaz? Ahora puedo controlar mi comunicación, control mental, y dar por acabado lo que no me interesa.-
Esteban se la miraba alarmado
- ¿Tu crees en todo esto?-
- Y tu tambien creeras despues del tratamiento.
- ¿Cuanto sacan con este tratamiento?-
- Todo tiene un precio, como el vender periódicos-
- ¿Pero quién imparte el tratamiento, médicos, psicólogos?-
- Son enviados desde estados unidos que ya han hecho el supertratamiento. Nosotros somos diferentes a los médicos y psicologos que no curan nada. Es algo completamente diferente.
- Tiene que ser un buen negocio-
- Es una ayuda, no un negocio-
- Mira, no me vengas con puñetas. Esto es un lavadero de cocos. No te das cuenta en donde te has metido. Vaya reunión. Ya nos veremos-
- Harás el tratamiento cuando lo pienses mejor-
Esteban se alejó de ella a marchas forzadas buscando la entrada del metro. Estaba claro que eso era una secta. Decidio no quedar más con ella, esa chica era un peligro y sus amigos más. Pero a la mañana siguiente, le llamó su jefe.
- Esteban, ha pasado una desgracia. Creo que conocia la nueva, la de deportes-
- Si, bueno, algo-
- Ha perdido el equilibrio en el balcón de su casa mientras regaba las plantas y se ha matado. Habría que redactar una nota informativa, con el pésame de la empresa. En estos momentos aún no se ha levantado el cadáver, aqui tiene su dirección. Pepe, el fotógrafo, vendrá contigo.-
A Esteban, fue como si le enchufaran un cable de alta tensión en el cuerpo. Intentó conservar la calma, pero al llegar al lugar de los hechos la empezó a perder. Por suerte, el juez no lo había esperado y ya habían levantado el cadáver.

Cuento Nº 9

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El tres de enero, Van Mathessen recibió una extraña llamada en su contestador automático. Una voz anónima le informaba de un "encuentro" entre una persona y un extraterrestre. El contestador recibía al día una docena de llamadas similares y que siempre terminaban siendo falsas. Van Mathessen, solo tenía de holandés el apellido, su familia residía en Barcelona des de hacía cuatro generaciones y ni tan solo hablaba bien este idioma. Había estudiado periodismo en la facultad de Bellaterra pero no había pasado del tercer año. Había trabajado en diversos oficios, principalmente de representante a comisión de cualquier producto que se pueda vender puerta a puerta. Con la liquidación de la última empresa donde había trabajado y más un crédito que había pedido poniendo de aval la casa de su padre, había montado la Editorial Misterio Profundo, dedicada a las ciencias ocultas y al fenómeno ufológico. Editaba una revista mensual sobre estos temas y otros tan peculiares como el exorcismo, la brujería, la parapsicología. Todo lo que se apartaba de las razones científicas y normales era incluido en el sumario de la publicación. Tenía unos veinte escritores aficionados trabajando para él, que por un miserable sueldo le escribían todos los artículos y reportajes. El único gasto importante era la imprenta y la distribución, que al principio le producía muchos quebraderos de cabeza que se traducían en perdidas económicas. Pero ya había solucionado todo esto con la entrada del Doctor Zeleste, un hombrecito entre paranoico y neurótico que le aterrizó un día en la redacción con unos relatos asombrosos como nunca había leído. Superaba todo lo que había recibido en medio año que llevaba funcionando. Aparte, el hombrecito se conformaba con un sueldo miserable y sus escritos pronto elevaron las ventas de la revista. Le salieron adeptos de debajo las piedras que no dejaban de enviar cartas de admiración y elogios. El material lo recopiló en diez libros y también se vendieron como churros. Le hizo un contrato en exclusiva y se lanzó también a la fabricación de tarots, amuletos y todo un sinfín de objetos de esas artes. Los beneficios fueron tales que se pudo comprar una casa en Menorca. Todo iba viento en popa hasta llegar esa llamada a la Redacción, a la que él no dio importancia, pero el doctor Zeleste si, que se repasaba todas las llamadas que recibía el contestador, día a día. Cuando el doctor oyó la llamada puso la cara como si viera un fantasma.
El encuentro extraterrestre debía producirse en un sector deshabitado de la selva amazónica. El viejo Doctor Zeleste empezó a hablar de iluminación divina, de elegidos para la gloria y se obsesionó con ir. Por más que Van Mathessen le intentó disuadir, el anciano solo respondió que era " la oportunidad ". Y añadió que si la Editorial no le financiaba la expedición, rompería el contrato. Mat (que era como le llamaban en la escuela a Van Mathessen) se tuvo que sentar y tomarse un whisky doble para estudiar la situación. De hecho, una expedición como aquella podía representar una buena publicidad para la editorial. Pero lo que no le gustaba era que Doctor Zeleste quería que le acompañara en su expedición y Mat odiaba la más pequeña excursión. Consultó con una agencia especializada en expediciones de aventuras y le informaron que podían llevarle en helicóptero hasta el punto de "encuentro". Los helicópteros se alquilarían en Brasilia, donde llegarían con un concorde desde Paris. Al final decidió acompañarle más por curiosidad que por gusto. Prepararon una edición preliminar sobre la expedición que cuando se puso a la venta se agotó rápidamente. Los medios de comunicación colapsaron la redacción pidiendo información. El día de su salida, miles de fanáticos fueron a despedirlos al Aeropuerto de Barcelona. Una cadena de televisión americana les pagó una fortuna para incluir un cámara en la expedición. A Mat empezó a gustarle la expedición, los gastos se estaban amortizando de sobras.
Cuando llegaron al aeropuerto de Brasilia, también habían fanáticos y periodistas esperándolos en el aeropuerto. Las autoridades accedieron gustosos a dar los permisos necesarios para llevar a término la expedición y el material científico, los víveres y el instrumental ya estaba previsto, empaquetado para ser subido a tres helicópteros que esperaban en el otro lado de las pistas de aterrizaje.El material científico consistía en detectores geiger, un ordenador cedido por una multinacional de informática donde había dispuesto un programa de comunicación en diferentes idiomas, dando la bienvenida a los extraterrestres y un sinfín de aparatos de medición de unidades audiovisuales, que se traían para impresionar a los telespectadores. Junto con el equipo "científico", les acompañaba un estudiante de astronáutica enviado por la NASA, para hacer un informe. Despegaron los helicópteros con su cargamento. Los dejaron en el lugar indicado, donde esperarían cuarenta y ocho horas para regresar. Descargaron los equipos y el guía y dos porteadores, descendientes de jíbaros, ahora civilizados toursoperadores, se encargaron de transportarlo. El camino fue agotador: calor, mosquitos, sed, cansancio. Mat pensaba en la madre del anónimo mensajero, cuando por fin apareció el valle indicado y allí prepararon el campamento con el equipo necesario para iluminar la zona. Se hizo de noche y entonces empezó el frío. Encendieron una hoguera. El Doctor Zeleste inició una serie de oraciones y danzas, mientras el guía y sus ayudantes lo observaban con admiración. Mat pensó que estaba como una cabra. Al final llegó la hora convenida, las doce de la noche y no pasaba nada. Mat se estaba durmiendo. El estudiante científico preparaba su arsenal y los periodistas las cámaras y magnetófonos. El cámara había instalado en un trípode la cámara y ni se movía.
- ¿Usted cree que vendrán? -
- Esto no es Encuentros en la tercera fase. ¿Le pagan mucho por su trabajo?-
- Ja, ja, usted tampoco se lo cree, ¿eh?. Pero me vendría bien que fuera verdad, sacaría el doble, el triple o vaya a saber cuanto más-
Cuando ya pasaba media hora, la mitad de los componentes del equipo que aun esperaban un milagro, estaban aburridos, dormidos y algunos empezaban a pensar que no valía la pena haberse gastado el dinero en aquella fantasmagórica expedición. El guía y los dos ayudantes se fueron a dormir. El cámara los imitó, dejando la cámara encendida por si las moscas y Mat pensó que no le vendría mal un sueñecito, así que se metió en su tienda. Pero de repente, el cielo se iluminó de una luz blanca y se oyó un trueno. Se formó una extraña nube en el cielo y de él descendió un objeto enorme en forma de lámpara moderna, como la tapa de un cubo de basura. Se quedó suspendido a un palmo del suelo y de la nave salió un rayo de luz amarillo hasta el suelo, por donde descendió un ser similar a un
hombre , pero de una altitud similar a un jugador de la NBA. Mat se frotaba los ojos, pues no daba crédito a lo que veía. El ser se les acercó y les hablo. Aunque no era exactamente hablar, todos sintieron en sus cabezas imágenes que les comunicaba el ser. Eso debía ser la telepatía. Si se trascribiera en palabra, más o menos diría lo siguiente.
- Hola, gracias por venir. Procedo de fuera de vuestro sistema solar y vengo en misión de reconocimiento. Mi pueblo ha pensado que através vuestro toda la tierra nos podrá conocer. Hace bastante tiempo que os estudiamos y hasta ahora no nos hemos decidido a tener un contacto con vosotros. Parece que en este momento, estáis más capacitados para entendernos. Podéis hacerme las preguntas que queráis.-

Mat pensó que parecía más un relaciones públicas que un E.T. Los periodistas avanzaron hacía él. Uno le tendió la mano. El ser se la estrechó. Mat también se la tendió
- Soy el jefe de la expedición, para mi es un honor daros la bienvenida a la tierra-
Cuando le estrechó la mano, sintió una agradable sensación.
- ¿Que combustible lleva vuestra nave?-
Le preguntó el estudiante de la NASA. El ser rió. O tuvieron la sensación de que se reía.
- En nuestro sistema las cosas son diferentes. No es combustible, sino energía. Pero un tipo de energía diferente al de vuestra tierra. Hace tiempo que descubrimos formas diferentes para viajar por el espacio.
- ¿Y como es que no envejecéis por el camino? ¿Hibernáis?-
- Nosotros no envejecemos-
El viejo Doctor Zeleste se acercó y se lanzó a sus pies.
- Son dioses! Oh, Por fin habéis venido, hace mucho que os espero -
- Levántate, sólo soy un ser diferente a ti-
El Doctor se levantó llorando. El alienígena se sentía sorprendido, pero tuvo comprensión.
- Nos habéis venido a liberar! loados seáis!-
Añadió el Doctor. Pero el ser le replicó.
- No, hemos venido a compartir conocimientos. Pero no queremos que éstos se comercialicen-
Y le echo una mirada fulminadora a Mat.
- Bien, iremos a la ONU y propondremos un trato -
Sentenció el Ser.
Al día siguiente la revista de Mat entró en el libro Guinnes por lo rápido que se agotó de los kioscos. De la noche al día, Mat se hizo millonario solo por los derechos del reportaje. En la Onu fue diferente. La nave aterrizó en la hora convenida delante de su edificio y miles de curiosos y los televidentes de todo el mundo pudieron ver al ser. Las principales cadenas de televisión retransmitieron en directo el acontecimiento, pero desde fuera. El presidente de las naciones unidas no dejó entrar a los periodistas dentro del hemiciclo. El Alienígena, pero, antes de entrar, explicó su proposición: El desarme total para todas las naciones a cambio sus conocimientos para no envejecer y ser feliz. Y por supuesto, las naciones se negaron. Dijeron que no se fiaban de aquel extraterrestre, porque quizás era una estrategia para invadir la tierra. El ser se fue por donde había venido. Pero se iniciaron revueltas populares en los países del tercer mundo, en las naciones musulmanas y el mundo entró en una guerra civil. Los ejércitos salieron a la calle, se impuso el estado de excepción y la situación fue duramente controlada. Pero solamente en los países ricos, en los pobres las revoluciones triunfaban y derrocaban los gobiernos. Se constituyeron otros de provisionales. Mientras, se ponían en marcha las alianzas militares de las superpotencias para restaurar el poder en sus antiguas colonias. Pero en ayuda de los pobres llegaron los extraterrestres con armas muy sofisticadas parecidas a los misiles nucleares y los aliados se detuvieron. Pero los extraterrestres solo se defendían, no atacaban y así, la tierra quedo dividida en dos grandes zonas. Así, Sudamérica, Africa y Asia se convirtieron en el territorio alienígena. Y el resto del mundo en el de la Alianza.
La nueva ley de prensa de los aliados entorpeció el negocio de Mat. Su revista fue cerrada y considerada material militar. Los fanáticos adoradores del Alienígena era encerrados en prisión y el Doctor Zeleste desapareció. Mat cambió de identidad y abrió una nueva revista de actualidad sobre la contienda, desprestigiando al alienígena y a favor de la Alianza y resultó ser un buen negocio. Sobrevino entonces la guerra fría y los extraterrestres se dedicaron a enseñar a sus socios. Pero no se sabía mucho de lo que pasaba en su territorio, puesto que la ley de prensa no permitía informar. La gente rumoreaba que habían convertido los desiertos en vergeles llenos de exóticas frutas y habían acabado con el hambre. También decían que habían curado las enfermedades. Pero la Alianza sostenía que era calumnias para atraer a los fanáticos y que su único objetivo era la conquista de la tierra. Mat envio alguno de sus periodistas más intrépidos hacia la nueva zona. Pero ninguno volvía.

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Cuento Nº 10

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"Zaibatsu"

En algun lugar de la frontera de Estados Unidos con Méjico.
- Me das fuego, guapo?-
Le pidió al Indio una rubia oxigenada desde dentro de un cadillac metalizado (el nuevo modelo que se comercializaba, imitación del de los años cincuenta). El Indio no sabía inglés, pero entendió en seguida el mensaje del cigarrillo en la comisura de los labios grasientos de carmesín que manchaba el filtro del cigarrillo rubio. Pero el Indio no fumaba.
- Espere, señorita, ahorita vuelvo-
Y regresó de dentro la gasolinera con las cerillas de la cocina. Abrio la caja al revés y se lecayeron al suelo. Finalmente las recogió del polvoriento rellano e intentó encender una. La chica empezaba a desesperarse. La tercera si se encendió y le dió lumbre. El indio se quedó sonriente mirando a la rubia.
- Gracias, amigo, ¿voy bien para Santa Fe?-
El Indio parecía no entender
-Santa Fe, Saaanta Feee-
-Ah, Santa Fe! recto, siempre recto-
-¿que es recto?-
- Buen camino, recto-
Encendió el motor, puso la cinta de un grupo pop detestable de música facilona y empezó a tararear la letra , mientras entraba en la solitaria carretera.
Una hora más tarde, después de conducir bajo el calor y el polvo, el coche empezó a calentarse: la aguja del radiador estaba a tope y no se veía ninguna gasolinera ni poblado. De golpe, empezó a salir humo del motor y el coche se paro. Peggy se bajo del coche y encendió un cigarro, mientras miraba al horizonte, buscando alguien. Y ocurrió el milagro; se formó una figura: una Chevrolet frenó delante de Ella. La conducía un hombre de unos cuarenta años con pinta de empleado de banco.
-Tiene problemas? Suba, la llevaré al pueblo.-
- Gracias. ¿A que distancia estoy de la Ciudad?
Peggy subió a la camioneta.
-Lejos. Muy lejos.-
Y arrancó. Si Peggy se esperaba un pueblucho de indígenas se equivocaba. El hombre la llevó hasta unos barracones metálicos parecidos a una industria. Los hombres vestían monos de trabajo y parecía que había bastante actividad. En la entrada un vigilante jurado con una pistola y un perro vigilaba. Les abrió la barrera
al reconocer a su acompañante.
- Se ha perdido-
Parecía que había gran actividad.
- ¿Que es esto?-
- Oh, hacemos aspirinas, esto es una fabrica de medicamentos. Vamos a buscar al mecánico para que le arregle el coche. Y usted, ¿que hace perdida por aqui?
- Pasar mis vacaciones-
-¿Sola?-
-Bueno, mi acompañante me espera en Santa Fe -
- No es bueno conducir sola por aqui, Debería haber cogido el avión.
- Me asusta volar -
- Pues el tren-
- Me da claustrofobia-
- En fín, ahora ya lo ha hecho, veamos si la podemos ayudar a llegar a la ciudad-
Volvieron con el mecánico que parecía pariente del hombre. Este se miró la camioneta y puso mala cara.
- Esta destrozado! Habría que cambiar todo el radiador. Esto lleva tiempo. Hasta mañana no lo podré tener-
-Bueno, será nuestra invitada, señorita...-
- Peggy, Peggy Maclin-
-Bueno, señorita Maclin, será nuestra invitada.
La sonrisa de aquel hombre no le gustaba a Peggy. Pero, ¿que podía hacer? No había más remedio que fiarse. No podía cruzar todo el desierto andando.
- Me gustaría hacer una llamada, ¿Dónde hay un teléfono?-
- No hay teléfono-
Dijo el mecánico mirándose con el otro hombre, esperando que éste siguiera la respuesta
- Sí, desgraciadamente es verdad, una tormenta nos dejo sin teléfono desde hace algunos días y no sabemos cuando lo repararan. Tenemos una radio y podemos dar un mensaje a alguién, si usted lo desea.
- Oh, si, por favor, podrían llamar a mi amigo, Jim -les apuntaré el teléfono- y decirle que estoy bien, que estoy aqui-Peggy sacó una libreta dorada de bolsillo y con un lápiz de ojos garabateó el número de teléfono. Arrancó la hoja y se la tendió al hombre, que se la guardó en el bolsillo de su camisa.
-Bueno, remolquemos el coche hasta la base-
-¿La base?-
-Bueno, así es como le llamamos cariñosamente al pueblo-.
Un poco más tarde, ya en el pueblo, le dieron una habitación en uno de los barracones.
- Aqui no tenemos hotel, espero que este cómoda en esta habitación. La reservamos para los visitantes temporales.-
Parecía la habitación de un hotel de baja categoría, pequeña, el suelo de plástico imitando madera, una cama individual, una mesilla de noche con lamparita funcional y un pequeño armario.
-El lavabo está saliendo por el pasillo a mano derecha-
-¿Cuál es el de las mujeres?
- Es uno solo, ah, si tiene hambre, podemos quedar para cenar dentro de una hora, yo ocupo la habitación de enfrente, llámeme a la puerta y la acompañaré.
-Muchas gracias-
Y cerro la puerta. Se tumbó en la cama. Estaba cansada. La verdad, es que tenía ganas de llegar a una ciudad y divertirse un poco. En Santa Fe le esperaba Jonathan, que la llevaría por los bares y las playas. Que bien, estaba harta de tanto polvo y coche. Maldito el día que decidió darse aquel paseo. Pero es que le asustaba volar y el tren la agobiaba. Y los autobuses. A ella le gusta conducir.
El comedor tampoco era mucho mejor que la habitación. Era un comedor parecido al de las escuelas, con un auto-servicio para coger los platos y ponerlos en una bandeja. No había mucho que escoger. Carne con guarnición. Ensaladas. Yogures de colores. Agua para beber. La gente del comedor no hablaba en voz alta, no gesticulaba, todos eran muy discretos, sin expresar ningún sentimiento emotivo, comían en silencio. Iban vestidos casi todos iguales, con una batas de trabajo blancas y alguno llevaba traje negro, excepcionalmente.
Mañana se iría. El hombre no hacía más que preguntarle cosas sobre ella y en cambio, repondía con evasivas cuando ella le preguntaba sobre el pueblo. De hecho, a ella todo aquello no le importaba, aunque tenía la intuición de que aquello era algo importante que se guardaba en secreto y de que lo mejor era olvidarse. Y así lo dió a entender al hombre, para que dejara de hacerle preguntas. Después de cenar, el hombre la acompañó hasta su habitación.
-Bueno, Buenas noches. Sobretodo, no salga de este barracón bajo ningún concepto. Por la noche merodean los coyotes y suelen atacar a cualquier ser vivo. Si tuviera algún problema, llame a mi puerta. Buenas Noches-
Realmente, alentador, aquel hombre. Coyotes!. Pero ¿en donde diablos se había metido?. Eso parecía Fort Knox. Suerte que estaba muy cansada y seguro que se dormiría en el acto. Se desnudó y se puso el camisón de noche. Mientras se cepillaba los dientes, La luz se fue. Se oyó una sirena, gente corriendo. Alguién abrió la puerta: era un hom brecillo calvo, con gafas de montura redonda, vestido con una bata, delgado como un santón de la India. A oscuras, no le reconocía el rostro.
-No se asuste, señorita, solo quiero darle una cosa y me iré-
En la mano traía un sobre y le tendió para que lo cogiera
- Todo el mundo corre peligro, aqui, fuera; solo debe tirar esta carta a un buzón, mañana, cuando este lejos de aqui-
- Pero, oiga, ¿Que dice?, hágalo usted-
-A mi no me dejan, tenga, escóndalo-
Le dejo el sobre encima la cama y desapareció por la puerta. Cuando Peggy salió al pasillo para devolverle el sobre, el hombre se había esfumado. La luz volvió. Estaba desconcertada, seguramente ese viejo debía estar loco. En todos los pueblos hay uno. En fin, tiraria a la papelera esa tontería. Miro la dirección: iba dirigida a una persona que tenía su despacho en las naciones Unidas. Realmente ese hombre debía estar majara. Abrió el sobre y leyó la carta.
- " Secretario de Las Naciones Unidas
Muy señor mío: Mi nombre no le dirá nada, no soy muy conocido, fuera de mi especialidad, que es la biología y concretamente la reproducción de vida por métodos artificiales. Hasta hace poco trabajaba para un Laboratorio Farmacéutico, llamado Strawberry Company, que tiene agencias por todo el mundo, y es conocido por su medicación contra el SIDA, entre otras muchas cosas.
Hace diez años, esta compañía empezó a contruir un laboratorio en pleno desierto de Nuevo Méjico, donde se fabricaría un potente medicamento, capaz de erradicar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Este medicamento, pero, tiene solo una desventaja: crea hábito. Pero de hecho, esto no es un defecto, sino un componente que se ha buscado con premeditación. La Base, donde se fabricaría, estaría habitada solo por clones humanos salidos de laboratorio, los cuales sin pasado ni contacto con el mundo, no podrían revelar ningún secreto. A mi se me encargo su "nacimiento". Y su custodia. Y para que yo tampoco pudiera escapar, me inocularon un cáncer terminal que me impide hacer cualquier tipo de función física. Es por eso, que pido una investigación que llegue a determinar el cierre de la compañía.

W.H. Elliot "

Guardó la carta otra vez en el sobre y la metió en el bolso. No le costó mucho dormirse.
Aún no había amanecido y se despertó. En la lejanía se oían unos aullidos. Debía ser los coyotes, Dios, como aullaban!. Le pusieron la carne de gallina. Volvió a conciliar el sueño.
Por la mañana, se despertó. Alguien golpeaba la puerta con los nudillos. Se puso la bata y abrió la puerta. Era el joven amable.
- Siento despertarla, pero es la hora del desayuno y más tarde cierran el comedor.
Su automóbil ya está reparado-
-Bueno, deme cinco minutos, que me pueda asear un poco, y vengo con usted-
Se dió una corta ducha y se vistió. El hombre estaba esperándola en la puerta.
Durante el desayuno, no le comentó nada del viejo. Pensó que no debía darle importancia, seguro que igual le buscaba algun lío, quizás lo reñirían. Despues de recoger su maleta, delante de su barracón vió su viejo cadillac reluciente como si hubiera pasado por el túnel del lavado. Había el mecánico, que la esperaba sonriendo. Tenía las llaves de contacto puestas. Se subió en él y lo puso en marcha. El motor empezó a funcionar, con un ruido agradable de ralentí.
-Es perfecto, muchas gracias, quieren que les pague algo, yo...-
-No se preocupe, señorita- dijo el homre- Siga la carretera recta, y cando llegue a un cruce, gire a la derecha, en una hora llegará a Santa Fe.
-Muchas gracias por todo-
Enfilo con el coche la carretera y instintivamente, apretó el acelerador, deseaba con todo el corazón , perder ese sitio de vista, tenía la extraña sensación de que era un sitio peligroso. Quemaría la carta solo llegar a Santa Fe.
En Santa Fe, estaba Jimmi ya impaciente
- Todo un día desaparecida, donde estabas? Estuve a punto de llamar a la policía
-Se me averió el carro, tuve que pasar la noche en un poblado. Unos hombres muy amables me lo arreglaron-
- ¿Como cuanto de amables?
-Oh, no empecemos, ahora no te pondrás celoso-
-LLegas un día más tarde y dices que te quedaste a dormir con unos hombres, ¿como quieres que esté?-
-Vamos a tormar un trago y te lo explico, hubo un loco que me dió una carta, vamos a reirnos -

Se pusieron en una mesa apartada del bar del hotel. El camarero les trajo unas cervezas heladas.
- ¿Naciones Unidas?-
- Me dijo algo de salvar la humanidad-
-Pero ¿donde fuiste a parar?-
-No lo sé!. Parecía una fábrica-
-Solo un loco podría escribir esto.
-Realmente...rompí la carta-
-¿Y si llamáramos a algún periódico?
-No.
-Oh, vamos, será divertido... Imaginate el programa de Televsión de ese chorra de "misterios a medianoche" leyendo la carta y hablando con algun entendido en la matería-
-Jimmi, ellos me ayudaron, si no, mis huesos estarían tostándose al sol del desierto.
- Esta bien . Igual hasta sacábamos unos dólares por esta mierda-

-No me gustan estas cosas, soy un poco supersticiosa. Bueno, se acabó. Vamos a ver, si llevas un día en la ciudad, conocerás ya todos los bares, vámonos de juerga!
-Está bién y mañana, Acapulco!
Salieron del hotel, en dirección hacia la parte de la ciudad donde habían los bares y los locales de baile.
Entraron en un cuchitril donde la mayoría de clientes parecían dobles de Elvis y Pancho Villa: patillas largas, tupes, botas de montar. Sonaba música Tex-mex a todo volumen y el bar estab decorado por banderas sudistas y rancias fotografías del Alamo. Jim se atrevió a ir alavabo. Peggy se quedó sola. Se dió cuenta que los hombres la miraban con deseo. Se empezó a impacientar. Jim tardaba mucho. Se sentó a su lado un hombre americano, con traje y corbata, que parecía un vendedor de coches.
- Hola, me llamo Al-
- Oiga, voy acompañada de mi novio que está en el lavabo-
-No se preocupe, solo quiero hablar con usted. Salgamos fuera.-
-Yo no me muevo de aqui-
-Como usted quiera. Ayer se le averio el coche y paso la noche en un pueblo, verdad?-
-Sí, ¿quién es?, ¿de la policía?-
-Bueno, soy el sheriff del pueblo. Sé que por la noche hubo un apagón. ¿La visitó alguién? ¿Le dieron algo?. -
-No, no...-
-Piense que puede estar en peligro. Yo la podría ayudar.
-No sé de que me está hablando-
-Salgamos fuera, por favor. La estoy apuntando con una pistola.
El hombre la agarró por el brazo. Pero en el Bar había mucha gente y al intentar salir, se mezclaron con la muchedumbre. Peggy aprovechó para escapar. Empujó a un par de hombres y su perseguidor se quedó atascado. Salió a la calle. Se puso a correr hacía el Hotel. Había mucha gente en la calle, la mayoría turistas, pues la ciudad había empezado las fiestas. Peggy miraba hacia atrás y en una de esas veces, vió al hombre que corría hacia ella. Se metió en un oscuro portal y el hombre pasó de largo. Entonces se oyó una sirena y apareció una ambulancia, en dirección hacia el bar. ¿Le habría pasado algo a Jim?. Volvió hacia el bar, pensó que su perseguidor no supondría que ella volvería hacia el garito. Se mezclo entre los curiosos y vió como dos enfermeros sacaban una camilla donde había un hom
bre cubierto con una manta. Se acercó hasta ellos y abrió la manta. Era Jim, con los ojos en blanco y con un rigor mortis.
-Oiga, no lo toque!-
-¿Está muerto?-
-Creo que sí, es su mujer?-
Peggy asintió
-Pues acompañeme al hospital-
Subieron a la Ambulancia. Peggy, de repente, sintió un terrible helor. Jim muerto!. Entonces, la carta...Por una de las ventanillas, vió a su perseguidor buscándola.Agarró la mano de Jim pero estaba ya fría.
En el Hospital, una enfermerale pidió que rellenara una ficha con los datos de Jim. Entonces llegó un policia vestido de uniforme.
-Señorita Peggy Maclin, me gustaría hacerle unas preguntas, acompáñeme-
La llevó a un consultorio que ahora estaba vacío.
-¿Tiene un cigarrillo, por favor?-
Le tendió una cajetilla de tabaco americano y le dió fuego. Peggy aspiró con fuerza el humo, tosió. Tenía los ojos humedos y le dolía la cabeza.
-Dígame, ¿ vió a los asesinos?-
-Sí, creo que a uno...Llevaba Tarje negro, corbata, medía un metro cochenta, era americano-
El Policía iba apuntando los datos en un cuadernillo
-¿Vió usted el momento en que el asesino mató a su marido?
-No, no, eso no-
-Entonces, como sabe que es esa persona-
-Me estaba molestando y dijo que me apuntaba con una pistola-
-¿Como era la pistola?
-La pistola? No podía verla, pues la llevaba en el bolsillo...de su chaqueta-
- Podía ser falso, que ese hombre le hiciera una broma y otro matara a su marido-
- Oiga, quiero hablar con la embajada, estoy hecha un lío-
-¿Hay algo más que no me ha dicho?
- No, estoy confusa y no me acuerdo de nada-
-Bueno, vuelva al hotel y descanse. Mañana tendrá que firmarme unos papeles y hablará con un representante de su gobierno-
Salieron del despacho y en el pasillo estaba su perseguidor, que se acercó hacia ellos. Peggy se quedó helada.
-Ese es, es él-
-¿Coo dice, señora?-
-Buenas noches, soy Dick Stanlee, del FBI-
Les enseñó una placa que el policía reconoció
- Está fuera de su jurisdicción, mister...-
-Tambié tengo este documento-
Enseñó una carta
-Bueno, si es así, en que puedo ayudarle-
-Quiero hblar con la señora, yo la llevaré al hotel-
-Ni hablar! Es falso, me amenazó con un arma, seguro que él es el asesino-
-Señora, su papeles estan en regla-
-La engañé porqué no podía decirle quién era.-
- Policía: Retenga a esta señora por cómplice en asesinato-
Peggy empujó al policía y se puso a correr hacia las escaleras de emergencia. Por el camino tropezó con una asistente y un par de enfermos. Bajaba corriendo. Vió un taxi en la calle y lo cogió.
-¿Conoce a alguién que tenga una avioneta? ¿Alguién que me lleve a Estados Unidos en avión? -
Superaría su miedo a volar, cualquier cosa, antes que quedarse en una cárcel mejicana.
- ¿Que ciudad?
- MejorNueva York-
- Deme una hora-
-Está bien. Pagaré con tarjeta de crédito.-
El taxi la dejó cerca de un campo de aterrizaje, en las afueras del pueblo.
Pensó que lo mejor sería esconderse en algú sitio. Cruzó la calle, al otro lado había un bar cutre pero que tenían teléfono. LLamó a sus padres. Tardaron en descolgar y el sonido era horrible. La voz de su madre, sonó al otro lado del teléfono.
- Mamá, soy yo, soy Peggy. Estoy en Santa Fé, Mexico. Voy a coger un avió para Nueva York. Mamá, ¿estás sentada? Agárrate, Jim está muerto!-
-Pero, ¿Que dices, nia? ¿Que le ha pasado?-
Peggy observó por la ventana que había llegado un coche de policía al otro lado de la calle y el hombre del FBI se apeó de él, iba hacia la pista de aterrizaje.
-Mamá, te tengo que dejar-
Mejor sería alquilar un coche y volver por carretera. Pero habría que pasar por el pueblo. Ni hablar. Un tren. Un tren sería perfecto. Pagó la llamada y preguntó por la Estación. Solo había un apeadero cerca de allí. Se fue andando, pues no veía ni un taxi. Finalmente llegó al apeadero. Se dirigió a un hombre que hacía cara de esperar.
- Por favor, ¿Pasan trenes hacia Estados Unidos? -
-Dentro de poco pasará uno, señorita...si se espera lo cogerá.-
- Y el bitllete?
- Pídaselo al revisor.-
Salió a la carrera hacía las vías, y vió que había un tren calentando motores. Las puertas se estaban cerrando, pero agarró una y un hombre la ayudó a subir. Por fín, ya estaba arriba. Buscó un asiento y miró por la ventanilla. Nada.
Dick Burton frunció el ceño. No sabía si estaba ante otra loca que venía buscando protagonismo o había algo de cierto en sus palabras. Y la carta. Realmente, aquella carta era de película.
-Es una fotocopia-
-La verdadera la tengo yo.
-Pero y las naciones unidas?
-También les enviaré fotocopias. Acabo de llegar y me venía de paso su periódico-
-Todo esto es muy fantástico, no estaría mal para una película. Pero, vamos a ver, porque no la mataron ya en el pueblo, porque la dejaron escapar.
-No lo sé, quizás no sabían nada de la carta y lo averiguaron más tarde-
-Y el FBI! querría decir que el estado colabora con ellos-
"El Virus de Inmunodeficiencia Humana ausa una alteración en el sistema inmunológico del paciente que conduce al SIDA. Un paciente puede ser diagnosticado de SIDA cuando desarrolla una de las siguientes complicaciones de la infección por VIH: una infección oportunista, una neoplasia asociada al VIH, el síndrome caquectizante o el complejo demencia SIDA." "...Incluir a los pacientes asintomáticos con una prueba del VIH positiva y un recuento bajo de linfocitos CD4+ (T colaboradores)."
Brian se frotaba las manos. El informe había pasado la primera lectura de la Junta. Eso ya significaba un pequeño triunfo. Ahora tenía un mes justo para lanzar la campaña publicitaria por todo el continente, inundando todos los medios de comunicación a su alcance. El nombre del producto, momentaneamente, sería Stopper. Se harían anuncios por televisión en todas las cadenas estatales, folletos para la mayoría de hospitales, se enviarían muestras gratuitas a los médicos especialistas. Había que conseguir dominar los circuitos de venta antes que la competencia. Despues los pedidos llegarían solos. El ingrediente A28 estaba disimulado perfectamente entre la fórmula y ninguna comisión estatal lo detectaría nunca. La gente necesitaría los stoppers como el aire que respiran. Soma para el cuerpo. Era un plan perfecto, infalible y Brian lo sabía. Joven prometedor, con solo veitinueve años había llegado a la cúspide, él solo, haciendo servir, eso sí, todas las artimañas legales y otras que no lo eran tanto, como ésta. No importaba, todo valía en los negocios: los ejecutivos no tienen amigos. Brian sería capaz de vender a su padre, a su madre, a los niños, a la abuela o a quién sea con tal de subir, siempre más arriba, un mejor sueldo, una mejor posición, una medalla más para su curriculum. Una de sus amantes le diagnostico soledad hasta el final de sus días, y ¿qué importaba?, él ya no tenía tiempo ni para amar. Ni tan solo sabía que era eso. Había tenido que montar una familia porque estaba en el guión, pero nada más. Tenía un par de hijos a los que casí no conocía, pero el les dejaría una buena herencia, un buen porvenir. Podrían continuar su estirpe hacia nuevas metas.
" A finales de 1991, en Estados Unidos se habían registrado 202.843 casos de SIDA; más del 63% de dichos casos, 128.857 personas, ya ha muerto. Sin embargo , estos datos no revelan el impacto total de la epidemia del VIH. Se estima que existe entre 1 millón y 1 millón y medio más de personas infectadas por VIH en todo el país actualmente."
Además, en esta operación Dick se jugaba algo más que su reputación: El control de la compañía. Una secretaria lo desperto de sus pensamientos. Le susurró que tenía una llamada. Los miembros de la junta seguían leyendo el informe.
- Es un periodista del Herald Tribune.-
- Por favor, estoy ocupado, encarguese usted.
-Insiste en hablar con usted. Dice que es respecto a una nueva vacuna anti-Sida-
Dick se quedó helado. Había habido una filtación. Pero, ¿cómo?. Todo era llevado en alto secreto.
- Pásemelo a mi despacho. Disculpen, caballeros. Sólo sera unos instantes.
Tendría que informarse sobre ese periodista. ¿Como debería saberlo?.
- Dick Burton al habla -
- Perdone que lo moleste, pero ha llegado a mis oidos una información sobre una Vacuna para curar el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, que su compañía vas a lanzar dentro de poco.
- ¿Una vacuna? ojalá tuvieramos eso. ¿De dónde ha sacado ésta información?. Y además, ¿porqué se dirige a mí?. Tenemos un magnífico departamento de prensa que colabora con ustedes...¿ de que periódico dice que me llama?
- Herald Tribune, señor...-
- Ah, y su nombre?, no lo recuerdo.-
-Dick Burton-
-Dick Burton, No deberían ya dar creablidad a semejantes tonterías, y ahora, si me disculpa, tengo una reunión mucho más importante-
Y colgó. LLamó a Kramer.
- Averigua todo lo que sepas de Dick Burton, del Herald Tribune. Investigalo a fondo. Quiero mañana hasta el número de su dentista.-
- ¿es importante?-
-No se como, pero sabe lo nuestro. Pero esa no es la pregunta, la cuestión es: ¿Quién más lo sabe?. Hay que frenarle, ya me entiendes.
- Descuida, Brian.
Mientras tanto David, sospesaba lo que tenía. La carta de un científico desconocido con unas afirmaciones dignas de una narración de ciencia ficción, un chica asustada con su novio asesinado por un vulgar delincuente en México y un pueblo fantasma que nadie conoce en la zona.
- ¿Dónde vive, Peggy?-
- Voy a cambiar de casa, tengo miedo. Voy a ir a...algún sitio, ya me pondré en contacto con usted.-
- Oiga, vaya a la policía, pida protección policial-
-No me creerían-
- ¿Por qué no?. Podrá constar una denuncia de los hechos y...-
- Vd. sabe que no me creeran. Además, ese asesinato ha sido fuera del país.-
-Está bien, llámeme mañana, veré que puedo hacer.
Para empezar en la embajada no sabían nada de Jim. No había constancia de que hubiera salido del país ni entrado en él. Se había esfumado. No había cadáver, no había asesinato, así de sencillo. La policía mexicana tampoco sabía nada, ningún agente estaba de servicio por aquella zona, los hospitales no enviaron ninguna ambulancia, en fín, una maravilla. Si, en cambio, constaba que Peggy había entrado en Mexico y había salido de él. También , por la compañía que había alquilado el coche, comprobó que la ida fue tal como ella dijo. Y efectivamente, al automóvil le cambiaron la bomba del agua. Según la agencia, un buen mecánico, pues ellos ni se habían percatado. De hecho le explicaron que era la segunda persona que les llamaba preguntando por la chica. La primera, había sido la policía y ahora él, que los había engañado diciendo que Peggy trabajaba en su periódico y que el quería comprobar sus gastos de viaje.
En cuanto al viejo, nadie lo conocía en el sectr. En las Naciones Unidas tampoco. En la misma Strawberry no estaba en el registro de empleados.
Entro el jefe de redacción en su despacho.
-Oye, ¿que pasa Burton? Nos ha llamado el abogado de la Compañía Strawberry pidiéndonos explicaciones de porque los hemos llamado con una noticia falsa sobre una vacuna anti-Sida. ¿Que significa ésto?. ¿De dónde lo has sacado?
- Relax, jefe, relax. Estaba comprobando una historia que me habían contado -
- ¿Una historia? ¿Que historia?, te recuerdo que Strawberry es uno de nuestros principales anunciantes en las páginas del periódico.-
- Pero comprobar la veracidad de una historia no es delito en este estado-
- Si lo es meter miedo a un buen cliente-
- ¿Prefieres que lo haga la competencia?-
- No, pero si averiguas algo, primero dímelo a mí y yo llamaré, ¿entendido? -
- No quería molestarte con esta tontería-
- pues lo has hecho.-
Cerro la puerta tras de si mientras se iba. Vaya con la que se había armado. Eso quería decir algo. Estaban nerviosos. Algo debía haber de verdad.
Puesto que no podía entrar fisicamente como un ladrón en las oficinas de Strawberry, lo haría através del ordenador. Entonces recurrió a un amigo que se dedicaba al pirateo informático. Este se conectaría vía telefóno e intentaría hacer saltar los cerrojos del sistema. Su amigo había sido programador y actualmente estaba en el paro. Toda su vida estaba metida en la habitación donde tenía el ordenador y demás cacharros informáticos. Sólo se movía de allí para cubrir sus necesidades básicas y el resto del día estaba enchufado a la pantalla.
- Es un sistema bastante complejo, necesitaré un par de días para hacerme con las claves. ¿Es importante?-
-Si funciona y me lo publican , te pagaré el trabajo.
No podía hacer un viaje a México, su jefe no se lo pagaría. Aunque si la cosa se ponía interesante, se tendría que arriesgar.
Dick Burton era divorciado. Su mujer lo había dejado porque pasaba más tiempo en la redacción del periódico que con ella. Y además no le gustaban los niños y a ella sí. Tenía más enemigos que amigos, sobre todo en el trabajo, pues tenía fama de huraño y mal caracter, aunque lo disimulaba bien con los que no lo conocían. Era un vicioso del tabaco, el alcohol y el sexo. Era un periodista muy sensacionalista y eso hacía vender muchos periódicos y los jefes le perdonaban todo lo demás, incluso las meteduras de pata. Pero había habido veces, dos en concreto que hubiera podido ir a la calle.
-Burton, hay una llaada para ti en la línea 2-
-Grácias-
Burton descolgó el teléfono y pulso el botón.
-Si, dígame-
- ¿Dick Burton?-
La voz sonaba metálica, como distorsionada con un aparato.
- Sí, soy yo, ¿que desea?-
- Los periodistas como tú no merecen vivir. Eres una mierda, ¿lo sabías?-
- Perdone, ¿nos conocemos de algo? ¿es una broma quizás?-
- No te hagas el listo. No nos gustan los que meten las narices donde no les llaman. Sabemos dónde vives, que coche tienes. Te podemos hacer cosas que duelen mucho, ¿lo has entendido? -
- ¿Qué es lo que quereis que no vea, eh?-
- Tú ya sabes a que nos referimos...click.
Y colgó. Tuvo que encender un cigarrillo.
- Cabrones...-
murmuro, mientras aspiraba el humo. Vaya, había subestimado a la chica. O quizás era ella que quería que se la creyerá. Pero ese sonido era de un aparato sofisticado para distorsionar la voz. Esa chica no debía saber ni que existían. No, no, la cosa iba en serio. Había dado con algo bueno. Ahora el odio se transformó en emoción. Debía ir a Mexico y fotografiar la base. Eso sería una buena prueba, para cuando el producto saliera a la calle. Podría conectar con el hombre viejo que escribió la carta, entrevistarlo. No era necesario consultarlo con el jefe. Alquilaria un todo terreno y se llevaría una cámara con teleobjetivo. Informó a la secretaria del jefe de su viaje y se fue. Había un buen trecho hasta la frontera.
Ya en una estación de servicio, de camino hacia Mexico, decidió hacer una llamada a su jefe.
- ¿Te has vuelto loco, Burton? Tenemos mucho trabajo y tu te dedicas a jugar a espías. Si no vuelves con algo, te quedarás sin incentivos, sueldo base, ¿entendido? -
- De acuerdo Jefe. Ya verá que esto es mejor que el Watergate.-
Dick Burton hizo el mismo recorrido que Pegy, através del desierto, cruzando la frontera de México. Pero al llegar al punto indicado, no encontró más que un pueblo fantasma, deshabitado, sin un alma. Quedaban los barracones vacios, ni rastro de laboratorio ni de obreros. Parecía haber sido el habitat de unos trabajadores de carreteras o ferrocarriles. No quedaban ni las fotos que se pegan en las paredes de los armarios metálicos ni restos de basura humana, ni nada que indicara que clase de personas habían estado allí. Mientras tanto, a miles de kilómetros, en un país remoto del contienete africano, los hombres de la compañía estaban descargando el material de laboratorio de unos helicópteros. Otros hombres, a su vez, estaban acabando de construir unos barracones. Supervisando las operaciones estaban El Hombre y W.H. Elliot. Dick Burton no podía ni imaginárselo. Lo primero que se le ocurrió es que habían dejado correr la operación. Así que se fue hacia el pueblo mexicano de Santa Fe, para recabar información sobre el asesinato de Jimmi. Pero nadie se acordaba, ni nadie había visto nada. Ni tan siquiera la policía mexicana tenía archivado el caso como asesinato, sólo constaba la defunción de un súbito americano por accidente fortuito, aunque no detallaba ni quién ni de qué manera. Dick Burton decidió volver a New York, antes de que su jefe pensara que todo había sido una excusa para hacer unas vacaciones improvisadas.
Mientras tanto, su amigo informático había dado con algo.
- No es gran casa, pero pienso que a lo mejor es importante. Strawberry company adquirió hace un año los terrenos que acabas de visitar. Exactamente el 20 de febrero del año pasado formalizó la escritura. También compró grandes cantidades de material farmoquímico y contrató a una agencia de transportes para llevarlo al sitio en concreto. También hizo lo mismo con una empresa de construcciones prefabricadas. Después, regularmente, encargaba alimentos para una cincuentena de personas y un camión propio lo iba a recoger a Santa Fe. Hace menos de una semana saldaron la cuenta alimenticia y otras que tenían de infraestructura. Pagaban con dinero del National Bank, de una cuenta a nombre de una filial suya.
- Con esto solo tenemos pruebas de que estuvieron allí, pero nada más. No es ningún delito montar un laboratorio y después cerrarlo.
-Si, es verdad. Pero siempre nos serviran para demostrar que ese laboratorio existió.
Peggy le llamó por teléfono. David le explicó lo que había visto.
-Nunca podrá demostrar nada- dijo la chica- Creo que sería mejor dejar las cosas como estan. Voy a desaparecer. Olvídese de mi, sr. Burton.-
- No la dejaran en paz, la seguiran a donde quiera que vaya, usted es un testigo demasiado valioso para dejar suelto. Su única salvación es cooperar conmigo para que toda la mierda salga a la superficie y no se atrevan a tocarla.
- Quizás no soy tan lista como usted, Burton, pero creo que hice un error contándoselo todo. Hasta nunca, click!-
Y colgó. Esto era el fin. Sin la única testigo no podrían hacer nada. Se acabó. Ordenó su mesa para irse a casa, cuando entró su jefe en el despacho.
- Sé lo que me va decir- se excusó Buton - He metido la pata, lo reconozco.
- Déjese de sermones y venga a la sala de reuniones. Estan dando algo muy interesante por la televisión.-
En la sala estaba toda la redacción al completo mirando a una pantalla gigante de video. Parecía una rueda de prensa de la empresa Strawberry . El presidente de la compañía y sus colaboradores estaban presentando un nuevo medicamento.
- Estan saliendo en casi todos los canales-
- La noticia de final de siglo! Un medicamento que detiene el sida!-
Dick Burton tuvo que sentarse y encender un cigarrillo. Lo habían hecho. Ahora, todo cobraba forma. Un directivo de la compañía explicaba a unos periodistas el nuevo producto.
-Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que este medicamento pueda ser distribuido en todas partes del mundo y a un precio razonable, repito, para que la gente, las personas que sufren esta peste del siglo XX, puedan salvarse lo antes posible. Además, pensamos ofrecerla a nuestros competidores para que también la puedan distribuir por sus redes de ventas y de ésta manera salvar más vidas humanas, que es lo que realmente nos interesa.
- ¿Cuanto tiempo les ha llevado descubir este medicamento?
- Llevamos diez años o más investigando sin descanso. Hemos instalado nuestro laboratorio central en Ruanda, Africa. De esta manera empezaremos con una primera fase de vacunación de aquellos pueblos más azotados por la enfermedad. Paralelamente la distribuiremos por los hospitales terminales donde se encuentran los enfermos de más alto riesgo. Calculamos que estas operaciones nos llevaran un par de años. Los gobiernos de los diferentes países afectados, subvencionaran parte de esta medicación y se podrá adquirir por la sanidad pública. Después vacunaremos a todos los bebés que nazcan para prevenirlos.
-Y nada más, desde la sede central de Strawberry en Seatle. Devolvemos la conexión a los estudios centrales.
-Dick, tienes carta blanca par investigar a fondo este asunto.-
-Pero, ya sabéis las consecuencias, Strawberry retirará su publicidad de nuestro periódico, tu mismo lo dijiste-
-Strawberry ya ha retirado su publicidad, tenemos un nuevo cliente muy interesado en que todo este asunto vea la luz. Se trata de la competencia de Strawberry: Alternative. Un ejecutivo de Strawberry se fue de la compañía y montó Alternative. Ahora está en el grupo Luxe.-
- Fantástico! Voy a empezar ahora mismo-
- Mantednos informados de todo-
- De acuerdo-
* * *
Dick Burton empezó a trazar un plan. La mejor manera de acabar con toda esa farsa era dar con el viejo que habló con Peggy. Si no lo habían eliminado antes. Pero lo más probable era que no supieran mucho del tema, que se pensaran que la chica le contó solo lo que vió. El viejo tenía que estar en la base de Ruanda. Y sino, debería encontrar otra persona que pensará igual, un disidente.
* * *
Diez años más tarde, los planes de Strawberry se habían cumplido a la perfección: dominaban el mercado farmacéutico, pues todo el mundo necesitaba los Stoppers. Les eran necesarios para sobrevivir, como una droga. Se habían convertido en moneda de cambio, más preciado que la heroina o el oro. Los gobiernos eran marionetas de la compañía, que controlaba la política internacional. El mundo había caído en una fase de desequilibrio social, parecido a la Edad Media. Los pobres, cada día más, deambulaban por las calles buscando un inexistente trabajo o pidiendo cualquier cosa para alimentarse. La mayoría morían pues no tenían dinero con que pagar los stoppers y la seguridad social ya no podía repartir el medicamento gratis a los no trabajadores, aunque se rumoreaba que la compañía lo hacia ex profeso para eliminar población. Esta fue la causa de que se desencadenaran sangrientos desordenes y asaltos a almacenes de Stoppers. En medio de aquel caos, había gente que aún pensaba dónde iría a pasar sus vacaciones si a la Nueva colonia de La Luna o en las nuevas instalaciones del Polo Norte. De hecho, Europa, Estados Unidos, Japón y China formaban una unidad aislada del resto del mundo, dónde el SIDA había despoblado los continentes y ya sólo quedaban esclavos de los Stoppers.


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