LAS PERVERSAS CRIATURAS DE SERGIO LAIGNELET
(Jorge Ariel
Madrazo, Buenos Aires, enero de 2010)
“Caperucita / con
falda corta / en los ojos del lobo…” Caramba, ¿qué versión es ésta del
celebérrimo cuento de Perrault, luego popularizado por los hermanos Jacob y
Wilhelm Grimm? Ya al moralizante Perrault se le había ido la mano: el lobo
devoraba a la niña, por el solo hecho de que ésta “desafió la prohibición de
hablar con desconocidos”. Pero esta nueva vuelta de tuerca de Sergio Laignelet,
¿no es en su regodeo erótico mucho más audaz aún?
Y a qué mentir:
casi me sonrojo ante ese Gato con Botas pasado también por el tamiz
laigneletano, que enarbolando su látigo ejerce el sadomasoquismo con el pobre
Marqués de Carabás, postrado a sus plantas. Por no hablar de lo ocurrido a los
Tres Cerditos a manos del Lobo, en cierto motel de cuyo nombre ni quiero
acordarme…
Estos textos
insolentemente deliciosos de Laignelet me evocaron por su talentoso desparpajo
los cantitos no menos perversos de Edward Gorey, quien en su Alfabeto macabro −pero no sólo allí−
pergeñó fabulitas y dibujos maravillosos que se engolosinaban con los destinos
trágicos de veintiséis criaturas, cuyos nombres comenzaban con cada una de las
letras del alfabeto inglés.
Todos aquellos que
disfruten con estos toques de espléndido sadismo recordarán asimismo los
cuentos de Saki (Héctor Hugh Munro), empeñados en hilvanar situaciones cuyo
absurdo lindaba con la paradoja y el horror más refinados.
Y bien: tan
refrescante maná de un placer sibarítico-literario, que como se dijo había
arañado ya un clímax nada apto para niños en algunos de los cuentos de los
hermanos Grimm, volvió a perfumar mis sentidos cuando abordé la lectura,
deparadora de un goce ligeramente “maldito”, de estos poemas brotados de la
pluma, y del alma irreverente, de Sergio Laignelet. Que son hasta cierto punto
un ejercicio de inquietante nonsense,
pero sobre todo una muy creativa demostración de maestría para “traicionar” y
al mismo tiempo, rendir conmovedor homenaje, a las consejas y cuentos tan
inocentes como escandalosos que jalonaron nuestra niñez.
Adelante, pues, los
audaces, y a no asustarse ni con ese Barba Azul que duerme impertérrito junto a
quien fue su esposa, ni con la
Sirenita degollada y descamada, nada menos, por el inescrupuloso Capitán. El
placer y el goce aguardan a quienes osen recorrer estas páginas. Al principio y
al final de ellas aguarda un poeta que aun en textos tan breves y concentrados
logra −como ocurre con los buenos licores−arribar a la quinta esencia de la
palabra justa y de ese toque de magia sin el cual ni la vida, ni la literatura,
merecerían existir.
POEMAS DE SERGIO
LAIGNELET
EL GATO CON BOTAS
El gato se deja de
cuentos
y empuña el látigo
suenan cintarazos
acto seguido
el Marqués de
Carabás
sin chistar
relame el cuero de
sus botas
CENICIENTA
Cenicienta baila
con el príncipe
heredero
el príncipe le
susurra al oído
y le echa un cuento
a continuación
una por una
caen del techo
las prendas que
viste Cenicienta
finalmente cae un
zapato
CAPERUCITA ROJA
Caperucita
con falda corta
en los ojos del
lobo
el lobo
con destreza
maniobra su ganzúa
mientras
ruedan manzanas
desde la canasta
días después
vuelven al bosque
para mantener el cuento
LOS TRES CERDITOS
Los tres cerditos
caminan rumbo a sus
casas
vestidos con
pantalón corto
luego
atados sobre la
cama de un motel
con los pantaloncitos
rodeándoles los tobillos
echan a llorar
mientras tanto
exhausto y sin aire
duerme el lobo
HANSEL Y GRETEL
Solos
en el bosque
hallan la casa de
chocolate
Gretel se embadurna
toda
Hansel
no le quita la
mirada de encima
y en silencio
se muerde la lengua
LA SIRENITA
Enfiestado
el capitán acaricia
a Sirenita
pero su cuerpo lo
desconcierta
de modo que
la levanta por la
cola
y le corta la
cabeza
y
con el mismo
cuchillo
la desescama bajo
el sol
BLANCANIEVES
Blancanieves y los
siete enanitos
van camino del
hospital
en maternidad
la princesa alumbra
en tanto
burlado el príncipe
envenena gaseosas
de manzana
EL PATITO FEO
El pequeño pato inclina
la cabeza
sobre la superficie
del lago
y se contempla
un eco de risotadas
apresa su mente
palidece
temblequea
cuenta hasta tres
y se zambulle hasta
el fondo
con una piedra
atada a su cuerpo
LA BELLA DURMIENTE
En el bosque
cubierta de hojas
yace la Bella
Durmiente
el héroe le da un
beso
lo repite
y lo apura con la
punta de la lengua
al tiempo que
para la jovenzuela
empieza otro sueño
EL FLAUTISTA DE HAMELÍN
Engatusado
sin conseguir
recompensa
el flautista
abandona Hamelín
lejos
con el estómago en
los pies
mira de reojo por
si alguien lo espía
entonces
toma una rata por
la cola
le vacía
cuidadosamente las entrañas
e ipso facto
se sacia con ella
BARBA AZUL
Barba Azul se
acuesta junto a su esposa
le besa el cuello
el mentón
la boca
rodea con sus
brazos el cadáver
y reanuda la fiesta
nocturna
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